¿Y del virus qué se cuenta?

Se va terminando el verano, pero la pandemia no afloja, y el panorama es bastante feo a un año del comienzo de esta pesadilla. “Estamos mal pero vamos bien”, decía Carlos Menem. Y acá estamos mal y vamos mal.

A nivel mundial, cuando todo empezó, se estimaba que en el peor de los casos, el virus podía causar unas dos millones de muertes en el mundo. Pero el coronavirus ya mató a más de 2,6 millones de personas y sigue avanzando, con nuevas cepas y nuevas amenazas.

Los países europeos están peor que antes, volvieron a cerrar las actividades la mayoría, y no tienen cómo frenar los contagios. Claro, allá ya empezó el frío, y están más complicados.

En Argentina, los infectados ya son más de 2,1 millones, y los muertos superaron los 53.000. El Gobierno anunciaba en diciembre que para febrero iba a haber 10 millones de argentinos vacunados, pero vamos por marzo y apenas se superó el millón.

La economía no aguanta más cuarentenas, y sabe Dios lo que puede pasar cuando llegue el frío.

Catamarca, la “milagrosa” Catamarca que no tenía casos por protecciones mágicas, chocó de frente con la cruda realidad. Se acerca a los 10.000 infectados y pasó los 60 muertos.

De normas preventivas, poco y nada. El centro es un mundo de gente, el distanciamiento social no existe y las vacunas que llegan a cuentagotas tuvieron a intendentes y altos funcionarios como privilegiados receptores.

El “Malbrán”, hospital que se improvisó en el CIIC, ya vio colmada su capacidad y llegan enfermos al Hospital San Juan Bautista.

A la gente ya no le importa nada del virus, dice cosas como “son pocos los muertos”. Leen con más atención la quiniela que la cifra diaria de infectados (que según expertos sería siete veces superior).

Las escuelas abrieron (¿por un ratito nomás?) y el Estado dice que gasta fortunas en subsidios y ayudas por la pandemia.

No hay colapsos ni desbordes, y ojalá no los haya, pero el ciudadano común está con la cabeza en otra cosa y eso es un mal presagio: si viene una segunda ola, podría ser peor que la primera. Porque ya nadie quiere hacer cuarentena ni seguir protocolos, y el sistema sanitario está alerta.

Lo bueno es que muchos intendentes, ministros y funcionarios ya están vacunados, no sabemos cuántos porque ni a palos van a publicar la lista. Para el resto, mejor empezar a cruzar los dedos.

El Catucho.

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