La vieja fábrica de Coca Cola en Catamarca, reconvertida en un CEDI (Centro de Distribución), está en el ojo de la tormenta por un supuesto brote de coronavirus, según revelaron los propios trabajadores ante el hermetismo de los responsables de la empresa.
Empleados de la planta ubicada sobre Avenida Acosta Villafáñe, afirman que al menos siete trabajadores ya dieron positivo, y un octavo se vio también afectado por el COVID-19, aunque no tiene relación directa con la firma sino que cumple tareas de maestranza, un servicio tercerizado.
Los casos se arrastrarían desde diciembre pasado y no habrían hecho más que multiplicarse. De hecho llamó la atención que trabajadores de Coca Cola, incluso la mayoría uniformados, coincidieron el martes en un reconocido laboratorio de calle Chacabuco, todos con la orden de realizarse los exámenes para determinar si habían sido contagiados.
Lo grave de la situación es que oficialmente no se informó nada de lo que ocurre, y los responsables ni siquiera responden a las consultas de medios periodísticos.
Según los trabajadores, el hermetismo obedece al temor de que se aplique un cierre preventivo de la planta, por el perjuicio económico que esto generaría.
Sin embargo, al ponerse en riesgo a los trabajadores los efectos comerciales deberían ser considerados secundarios.
Todo se complica porque los casos ya detectados pertenecerían al área de expendio, lo que potencialmente podría multiplicar contagios en repartidores, comerciantes y toda la comunidad, tratándose de un producto de consumo cotidiano y masivo, que se encuentra tanto en las grandes cadenas de supermercados como en pequeños kioscos y almacenes de cercanía.
Los días pasa y las dudas crecen, porque si la información fuera falsa se supone que la empresa ya lo habría desmentido. Pero el silencio incrementa la incertidumbre entre los propios empleados.
Coca Cola eligió no responder, a pesar de que la cuestión es un tema que puede afectar la salud pública, y por ende de interés general.
El COE tampoco brindó precisiones, pero ya se superan los 4.000 infectados en Catamarca, la enorme mayoría en Capital. Los promocionados “milagros” de los primeros meses evidentemente y no funcionan, y lo que es peor, la comunicación terrenal, seria y responsable, tampoco.