¿Te acordás del cacique?

Como dice el refrán, “cree el Cabezón que todos son de su condición”, o algo así. El tema es que ahora todos ponen el grito en el cielo por el fallo de la Corte de Justicia contra la contaminación minera, pero la cuestión no es nada nueva.
El fallo es la respuesta a una denuncia del cacique Román Guitián, y la hizo hace unos tres años, pero antes de hacer la denuncia había intentado primero hablar civilizadamente y no le dieron bola.
Hace largo rato que el gobierno de Jalil sabe del conflicto con la comunidad Atacameños del Altiplano, es algo que viene desde la primera gestión del empresario, y si se llegó hasta este punto es porque nunca lo tomaron en serio, porque al gobierno sólo le interesan las empresas extranjeras y porque nunca se hizo nada.
Bueno, tampoco que “no se hizo nada”, algo se intentó hacer, recordemos…
Cuando el cacique Guitián hizo conocer el problema del avance sobre el río Los Patos allá en Antofagasta de la Sierra, parece que Jalil le encomendó el temita a quien ahora está al comando del Tribunal de Cuentas y por aquella época oficiaba de Ministro de Gobierno y Justicia, don Jorge Moreno.
Y a Moreno, al parecer familiarizado con las coimas, entongues y arreglitos con sobres por debajo de la mesa, no se le ocurrió mejor idea que tirarle unos manguitos al cacique para dar por terminado el asunto.
¡Qué sutil Moreno! Lo que es ser un político de raza con experiencia, un tipo que entiende, que se las sabe todas.
Claro, porque lo que hizo Moreno fue lo mismo que hacen con todos los amigos a los que quieren acomodar o enemigos a los que quieren mantener en silencio.
¡Le dio un índice! Sí, créase o no, le dio un índice supervisor, el elegante nombre de los ñoquis del Ejecutivo, le dio un índice al cacique pensando que con eso lo iba a tener callado de por vida.
Posiblemente porque el que se vende y hace cualquier cosa por dinero fácil, suele creer que todos se venden y hacen cualquier cosa por dinero fácil.
Pero le erró, porque el cacique no se vendió. Y para colmo ni siquiera lo habían hablado, no es que se pusieron de acuerdo con él, no señor, lo nombraron de prepo, pensando que era un ignorante al que después iban a hacer callar apenas asomara la cabeza diciéndole “vos no hablés que estás cobrando”, o mejor, amenazarlo “si abrís la boca te sacamos el índice”.
Y todo les salió mal, porque el cacique se negó a cobrar el índice, no aceptó un peso, y encima se vino a la Capital con abogado para dejar en claro que no había firmado nada, que lo nombraron sin que lo supiera y que renunciaba en ese mismo acto.
Parece que el cacique no quería mugre ni en su río ni en su vida. Y lo cortó en seco al ministro.
En plena pandemia se vino el cacique a renunciar, a rechazar la coima, a denunciar la jugarreta sucia que le habían hecho.
Ese cacique es el que hizo la denuncia que ahora terminó por frenar el curro que llora el gobierno. Como se ve, no todo se arregla con plata.

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