Allá por 2012, el Gobierno de la Provincia de Catamarca y el Consejo Federal de Inversiones suscribieron un convenio para la implementación del “Proyecto de refuncionalización y puesta en valor de la Manzana del Turismo”.
Allá por 2013 se anunció con bombos y platillos, en el Cine Teatro Catamarca, la refuncionalización de la Manzana del Turismo. Allá por 2014 se mostró un dibujo por computadora de lo bien que iba a quedar todo. Allá por 2015 se anunció el inicio de los trabajos.
Un lustro después, se canceló el proyecto y todo quedó en la nada: el lugar no va a ser un super centro cultural y turístico, sino que van a funcionar allí oficinas de distintas reparticiones.
Vuela la Fábrica de Alfombras y vuelan todos.
Cuando la cúpula del Gobierno en pleno, junto al Consejo Federal de Inversiones presentaron el proyecto de transformación, el ambicioso plan dejó boquiabiertos a todos.
Lo cierto es que aquella vez se habló de la nueva Manzana del Turismo, con remodelación de espacios existentes y la incorporación de nuevos edificios, “generando un punto de encuentro social que se sume al paisaje turístico, respetando los colores y potenciando el trabajo de artesanos, trabajadores y artistas que utilizan el predio en la actualidad”.
La idea era insertar la Manzana en el recorrido turístico de la ciudad, incluyéndola como un punto de atracción “para que la visita sea agradable al peatón en cualquier momento del día, generando espacios ventilados, iluminados e higiénicos, tanto para el visitante como para el usuario permanente”.
Se habló del paseo de compras, de la Fábrica de Alfombras, del espacio de artesanos, de la promoción de artistas y de la “generación de una propuesta cultural y turística permanente a través del Unkurancho”.
¿Algo más? ¡Mucho más! Se anunció “la construcción de un microcine y de múltiples talleres de expresión artística, junto a diversos espacios dedicados a la gastronomía local”.
Nada se hizo. Todo fue humo. Con un detalle: se gastaron millones en pagar proyectos, anteproyectos, megaproyectos, presentación de proyectos. Fortunas para idear y promocionar la nada misma.
Viajó gente de Buenos Aires con todo pagó, viajó gente de Catamarca para allá. Se desembolsaron grandes, enormes sumas para arquitectos, publicistas y se ocuparon titulares y más titulares con detalles de una obra que se esfumó antes de nacer.
Curioso: entre los empleados que protestaron por la caída del proyecto estaba Natalia Ponferrada, secretaria de Turismo ocho años y abanderada de este proyecto del que no quedan ni cenizas.
Nobleza obliga: ella misma reconoció que se tiraron millones en esta aventura vacía.
Ocho años gastando plata, que después falta para otras cosas. Vamos a hacer el Estado más eficiente dicen… cómo se nota que no les duele en sus bolsillos esta clase de despilfarros.