Y un día estalló la interna radical, y el partido de las boinas blancas se prendió fuego en Catamarca. Además de perder votos, ahora también perdieron la calma, y se agarran de los pelos en público ante la mirada sonriente del Gobierno.
Los más correctos y acartonados como el presidente Alfredo Marchioli y el senador Flavio Fama, se pusieron a lavar la ropa sucia en la vereda, y el escándalo no para de crecer.
Monigote, mamarracho, resentido, son de los piropos primaverales más suaves que se están tirando. Parece que el mes del amor les alteró las hormonas y la pelea recién empieza.
Lo más gracioso de todo es que hace poco se habían juntado para prometerse trabajar juntos, terminar con las internas y fumar la pipa de la paz, pero la UCR está tan devaluada que ni ellos se dan bola y salieron a matarse públicamente.
Que destruiste el partido, que me vendiste, que me entregaste. Las acusaciones no tienen fin y vienen a ser una reacción tardía del papelón de las últimas elecciones.
El único que está a salvo es Tiago Puente, que saltó rápido del barco y se hizo libertario, los demás están todos divididos.
Para colmo a nivel nacional están peor todavía, se expulsan entre ellos, los que eran macristas ya no saben para dónde disparar, lo que quieren sumarse a Milei son señalados, y los cargos soñados ya no llegan de ninguna parte.
Pensar que fueron gobierno 20 años seguidos, tenían la vaca atada, y ahora son la minoría de la minoría.
Francisco Monti sale a defender a los que fueron a festejar el golpe a los jubilados en un asadito con Milei, Martín Lousteau está cada vez más peronista, Gerardo Morales se borró del mapa, Ricardo Alfonsín se fue del partido, Leopoldo Moreau es un kirchnerista más, Oscar Castillo metió a la hija en Gobierno provincial y goza de su jubilación de privilegio, los intendentes radicales hacen mansitos lo que les dice Provincia y en la bancada de la Legislatura, donde unidos no pueden hacer nada, encima se separan.
Esta hecatombre huele a que ya están pensando en las listas de candidatos para 2025, y como no hay ganadores en la fuerza todos quieren mostrar que perdieron por culpa del otro.
Pero no se dan cuenta de que con el conventillo piantan los pocos votos que les quedan.
El catucho
