Calles empapeladas, gigantografías, spots radiales, videos, redes copadas, internet inundado, remeras, gorras, votos a granel que se reparten casa por casa. Todo cuesta dinero: millones y millones.
En esta Catamarca empobrecida, con mendigos en pleno centro, limpiavidrios en los semáforos y gente durmiendo en las calles, se están derrochando fortunas incalculables para la campaña, la única preocupación de la mayoría de los políticos, que entre agosto y octubre apuestan a seguir viviendo entre lujos y sin trabajar, mamando la teta del Estado.
¿Cuántos candidatos hay en Catamarca? Centenares. ¿Cuántos metieron la mano en su bolsillo para pagarse la descomunal propaganda? Vaya a saber.
En Catamarca, y en Argentina en general, nadie pregunta. Se echa mano a la lata a fuerza de sobrefacturaciones, facturas amigas, favores de proveedores y se arma una fiesta de despilfarro.
Qué curioso que cuando se pide un puesto de trabajo o un aumento de sueldo, los funcionarios lagrimean explicando que no hay presupuesto, pero cuando tienen que gastar millonadas para promocionarse ellos les sobra la plata. Aparece de cualquier parte, de todos lados, llueven billetes.
¿Alguna vez tendrán que rendir cuentas?
En Estados Unidos hay Leyes federales de financiamiento de campañas. La ley federal pone límites a las contribuciones de campaña para los candidatos a la presidencia y al Congreso.
Se estudia esa información financiera, se la controla. Pero además la Ley Federal de Campañas Electorales exige a los candidatos que informen:
De dónde proviene el dinero que recaudan y los importes.
En qué se gasta el dinero de las donaciones y las cantidades.
La ley se aplica a los candidatos a la presidencia, así como al Senado y a la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
La Comisión de Elecciones Federales se encarga de aplicar la Ley Federal de Campañas Electorales:
Establece los límites de contribuciones a las campañas para individuos y grupos.
Da seguimiento a la información financiera de las campañas.
Regula el uso de fondos públicos para las elecciones presidenciales.
¿Y acá? No, acá son todos millonarios a la hora de gastar. Pagan asesores de otras provincias, pagan encuestas, pagan publicistas. Total, dibujan los gastos y hacen que lo pague la gilada que labura.
Sí, a los mismos que les piden el voto y les prometen luchar por mejorar su situación, les meten la mano en el bolsillo para que les banquen la joda.
No existe ninguna precisión ni difusión sobre los gastos. No existe ningún organismo que actúe seriamente.
Y da lo mismo: si a los organismos que existen, como el Tribunal de Cuentas o la Justicia lo usan ellos mismos para cuidarse. ¿Para qué se va a pedir un organismo más?
Que siga la joda.
El Catucho.