El pasado 16 de octubre, el cantante Liam Payne falleció tras caer desde el tercer piso del hotel donde se hospedaba en Palermo, en un incidente que conmocionó a sus seguidores y generó una rápida intervención de la justicia argentina. Esta semana, el fiscal de la causa, Andrés Madrea, imputó a tres personas en relación con su muerte: dos empleados del hotel, acusados de “suministro de estupefacientes”, y el empresario estadounidense Roger Nores, amigo de Payne, por “abandono de persona”.
El padre del cantante, tras pasar tres semanas en Argentina para gestionar la repatriación del cuerpo, logró regresar al Reino Unido para darle sepultura. Entretanto, el fiscal emitió un dictamen en el que solicitó la detención de los tres imputados. Roger Nores, quien reside en Argentina y fue un visitante frecuente de Payne durante su estadía, declaró al diario londinense Daily Mail: “Jamás abandoné a Liam. Fui a su hotel tres veces ese día y me fui 40 minutos antes de que esto sucediera”. Además, añadió que había más de 15 personas en el lobby del hotel interactuando con Payne al momento de su partida.
Los empleados del hotel fueron identificados como quienes presuntamente facilitaron sustancias prohibidas al cantante en al menos dos ocasiones. Aunque la orden de detención está en proceso, la jueza a cargo autorizó los allanamientos necesarios para obtener más pruebas y avanzar en la investigación.