Catamarca llevaba años presumiendo de su política minera, y en la primera de cambio pateó el tablero y desarmó todo para encolumnarse con el plan de Javier Milei, que en ese rubro tiene como bandera el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones, el RIGI.
Catamarca cerró los ojos y firmó, en un retroceso de siglos para la provincia, ya que justo cuando se hablaba de la necesidad de cambiar la legislación para cobrar más regalías, se hizo todo lo contrario: liberar todo para que entren dólares como sea dándole a los extranjeros todos los beneficios, regalando todo.
Para que la venta de humo sea total, ahí nomás salieron a anunciar más y más inversiones que llegaban por miles de millones de dólares, como para mostrar que todo era un éxito.
Pero no es verdad. El RIGO no deja nada en Catamarca, sólo propaganda y promesas, y además se pierde plata.
¿Por qué se pierde plata? Porque inversiones que ya estaban hechas y tenían comprometidos muchos aportes, aprovecharon el cambio de reglas de juego para hacer el saqueo gratarola.
Lo dijo con todas las letras Cristina cuando asumió como presidenta del PJ, y hasta puso a Catamarca como ejemplo:
“Este Gobierno logró la aprobación de la Ley Bases y dentro de la Ley Bases el RIGI, que es un remate prácticamente de nuestros bienes naturales, que además está permitiendo… (Javier Milei) ayer también anunció una inversión de 11.000 millones de dólares del RIGI. Permítanme decirles que lo que hay hasta ahora en inversión extranjera directa es a octubre algo así como 730 millones, 800 millones de dólares. Y también sabemos que muchas empresas que ya estaban radicadas en el país y que tenían previsto hacer las inversiones por su propia actividad, cambian de nombre y de razón social para entrar en el RIGI. Esto lo hemos charlado precisamente con Lucía Corpacci, vicepresidenta del PJ y senadora por Catamarca, porque uno de esos proyectos hizo eso en Catamarca. Están cambiando los nombres pero en realidad es la inversión que ya estaba prevista, con RIGI o sin RIGI”.
Más claro echale agua. Cambian de nombre para no pagar nada, porque se les presenta un negocio mucho mejor del que esperaban.
Por eso estos pulpos de la minería cada dos por tres cambian de nombre, se transfieren empresas, desaparecen y reaparecen con otra cara cada dos por tres.
Una estafa a los catamarqueños, una mentira más, todo con las dos caras de Corpacci como protagonista, que allá denuncia y acá aplaude lo que hace Raúl Jalil.