¡No-hay-plata! ¿O si?

Hace meses que el Gobierno llora por los recortes de Nación y una supuesta merma en los recursos. Enarbolando la bandera de la austeridad y la responsabilidad fiscal niega aumentos salariales, dilata la cobertura de cargos en áreas como la educación y la salud y hasta da baja los programas de alivio al bolsillo del trabajador, como el One Shot. Pero al mismo tiempo, con bastante disimulo, sigue inflando el gasto público.

 

“Autorízase al Ministerio de Trabajo, Planificación y Recursos Humanos a celebrar los Contratos de Empleo Público (…) para desempeñar funciones en Organismos dependientes del Poder Ejecutivo Provincial” dice el DECRETO T.P.yR.H. N.° 1002, blanqueando, porque la ley lo obliga, la incorporación de nuevos empleados a la administración pública… mientras se habla de ahorro. Algo no cierra.

 

Y surgen las preguntas lógicas: los nuevos contratados: ¿Cuántos son? ¿Quiénes son? ¿Cómo se los seleccionó? ¿Qué funciones van a cumplir y en qué “Organismos dependientes del Poder Ejecutivo Provincial”? Suerte con encontrar las respuestas, porque el detalle está en “el Anexo”, que debería estar en el Boletín Oficial junto con la publicación del decreto… Pero, qué mala suerte para los que quieren más detalles, porque la listita no está. Si la quieren ver, pidanla en el “Departamento Archivo de esta Dirección” (SIC).

 

Se sabe que los contratos están vigentes desde principio de mes y que tendrán vigencia hasta el 31 de diciembre. ¿Por qué? ¿Luego qué pasará? ¿Serán contratos fugaces o luego se les dará estabilidad o será más precarización laboral en el Estado? Perdón por plantear tanta preguntas sin respuestas. Pero la información es nula.

 

Que decir, hablando de enormes contradicciones, de que el Gobierno lanzo el año pasado un plan de retiro anticipado para empleados de la Administración Pública, fundamentado en la necesidad de reducir la estructura del Estado. Una propuesta que tuvo escasísimas adhesiones, causando mucho enojo en el Gobernador. Será que se dió por vencido  y renunció a la idea. Porque no solo no se jubilan los que están, sino que llegan más.

 

Lo que se concluye, atando cabos, es que el Gobierno no tiene plata para lo que no quiere. Pero es desprendido y magnánimo con los que quiere. Como con los ex ministros que dejan sus cargos y pasan a ser “asesores”; o con los jerarcas del Tribunal de Cuentas que gracias a la “gestión Raúl Jalil” ganan en un mes lo mismo que un empleado público en todo el año; o los nuevos contratados del Estado, que dicen que hay que achicar, pero siguen agrandando.

 

¿Crisis? Y… en el Gobierno dicen que no hay plata. Pero, la verdad, es que depende quién pregunte.

El catucho