No habrá ganadores

Se conocerá este viernes la sentencia del tribunal que juzga a Naim Vera por el crimen de Brenda Micaela Gordillo, una joven de 25 años que fue asfixiada por quien era su novio. El horror del caso se potencia por la frialdad con que se manejó luego del crimen, ya que intentando deshacerse del cuerpo ya sin vida de Brenda, el autor del hecho mutiló el cadáver, lo incineró en una parrilla, y luego repartió los restos como si fueran residuos, incluso tirando algunas partes en contenedores callejeros.

El espantoso caso impactó fuerte en la sociedad catamarqueña, que a la naturaleza violenta y trágica de lo ocurrido, le sumó reacciones de otro tipo, como la diferencia de clases sociales, los reclamos feministas, el poder económico, los supuestos vínculos políticos, etc.

La prensa puso más condimentos para echar leña al fuego, por ejemplo un sector que atacó a quienes reclaman justicia calificándolos de “jauría”, en una sutil defensa del confeso asesino.

Los familiares y amigos de Brenda se quejaron porque al parecer les prometieron que iban a presenciar las audiencias y finalmente no pudieron, hecho que caldeó los ánimos en cada jornada del juicio.

Hoy la parte más mediática del proceso judicial llegará a su fin, aunque seguramente las instancias seguirán con reclamos en ámbitos superiores.

Naim Vera será declarado culpable, porque él mismo aceptó que la mató y es imputable.

La pelea de los abogados se centra ahora en la calificación del delito, y en ese aspecto se concentraron los alegatos.

La querella considera que hay tres agravantes: la relación de pareja, la alevosía y la condición de femicidio, relativamente nueva en el ámbito penal.

La defensa, aceptada desde un primer momento la culpabilidad, atacó estos tres elementos, para intentar la mayor reducción posible del castigo que se impondrá.

La familia de Brenda espera el máximo castigo previsto por la ley, y la defensa que no se haga caso a los agravantes. Para eso dicen que no eran novios sino que tuvieron una relación inconsistente y pasajera, que no hubo alevosía sino que se inventaron detalles falsos, como la contratación de un sicario, y que no hubo sometimiento por la condición de mujer de la víctima, además de subrayar que el supuesto embarazo que desató todo nunca habría existido.

La querella pone el acento en los fríos cálculos de Vera previos a cometer el crimen para probar que hubo premeditación, y exponen que se abusó de la confianza de la víctima para engañarla y quitare la vida, puesto que ella lo amaba.

Un caso muy doloroso, sobre el cual los jueces tendrán que decidir en estas horas.

El Catucho

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