Desde hace semanas se viene hablando del “efecto blue” en el valor de los autos y que, por este motivo, se pueden comprar hoy los 0 km más baratos del mundo.
Para algunos este fenómeno puede ser considerado una mera ilusión ya que se basa en una brecha cambiaria que bordea el absurdo. Como los autos en el país se rigen por la cotización oficial (ese el valor por el que se importan), el precio de un vehículo debe ser tomado, en realidad, por ese parámetro. El otro, el marginal, es sólo una oportunidad que tienen quienes ahorran en dólares y deciden venderlos en el mercado paralelo.
Esta “primavera cambiaria” no elimina el real problema que tiene el país, que es los altos precios internos en relación con otros países. Esto se explica por diferentes razones. Una -tal vez la más importante- tiene que ver con la alta presión impositiva.
Un buen ejemplo puede surgir del lanzamiento ayer del nuevo Ford Kuga Hybrid. La marca estadounidense presentó este SUV en el país con un precio de $3.346.100. Medido por el tipo de cambio oficial, su valor es de u$s47.000. Claro que ese monto se reduce significativamente si se toma ese precio en pesos y se lo pasa al blue. En ese caso, el monto se reduce a u$s27.000.
En Estados Unidos esta versión SE que se empieza a comercializar en el país, cuesta u$s28.265 mientras que en España, una versión más equipada, se consigue por u$s32.000. De esta manera, queda claro que sólo por la anormalidad cambiaria que ofrece semejante brecha, los precios de los autos en la Argentina se ubican en niveles internacionales. Lo real es que su precio oficial es un 70% superior al que rige en otros mercados.
Este salto se explica a través de la cadena de impuestos que paga un vehículo en el país. En este modelo se deben tomar 21% de IVA, un mínimo del 3,5% de Ingresos Brutos, una alícuota de 20% de Impuestos Internos (por la forma de cálculo representa un aumento de precio final de 25%), derecho de importación del 5%, tasa de estadística del 3% y una serie de gravámenes menores. Haciendo una suma lineal, más del 60% del valor final de este modelo corresponden a impuestos. Además, se da una particularidad. Por tratarse de un vehículo híbrido, tiene un beneficio fiscal y el arancel externo es de sólo 5% por venir de un país fuera del Mercosur (se importa desde Estados Unidos). Si no fuera un modelo “ecológico” el derecho de importación sería del 35%, lo que elevaría más el precio. Es por este motivo, que Ford Argentina decide ofrecer únicamente la versión con motor híbrido ya que las otras versiones – con propulsión tradicional – debería pagar el arancel de 35% lo que lo encarecería de tal manera que los compradores se volcarían por la versión híbrida.