“Vamos a estar donde tengamos que estar” respondía la diputada nacional Lucia Corpacci ante la consulta sobre si sería candidata a senadora nacional. Era el viernes pasado y la lista aún no estaba cerrada. La ex gobernadora se refería al proceso electoral actual, respondiendo con una evasiva ambigua. Pero, más allá de esta elección legislativa, “estar donde tenga que estar” fue para la ahora candidata a senadora por el FDT una especie de lema en su carrera política. Podría decirse su “leitmotiv”.
La presentación de la lista de candidatos en la junta electoral partidaria confirmó lo que era un hecho pendiente de formalización: Lucia Corpacci encabezaría la lista del FDT en Catamarca, asumiendo la candidatura más importante de la cita. Pero su postulación para ocupar una banca en el Senado de la Nación es la repetición de una constante en su trayectoria política.
Así como no había dudas de que Corpacci sería precandidata en las Legislativas, tampoco las hay de que será electa senadora. Solo un cataclismo político le podría impedir llegar a esa banca. Con lo que, ergo, en diciembre dejará de ser diputada. Al suceder eso, Corpacci reincidirá en abandonar un cargo electivo antes de terminar su período, para asumir en otro cargo electivo.
En su relativamente corta pero fructífera carrera política, Corpacci fue electa para distintos cargos en cinco oportunidades, cuyas funciones abandonó en tres ocasiones para asumir en otro cargo: en 2007 fue electa vicegobernadora de la Provincia, pero dejó el cargo para asumir, en 2009, como senadora nacional. A los dos años, compitió por la gobernación de la provincia y, al ser electa, dejó su banca para asumir como mandataria en ese 2011. En ese cargo se mantuvo por ocho años, al ser reelecta en el 2015. Siendo esa la única función en la que completó sus mandatos. En 2019 fue electa diputada nacional. Pero ahora, con la inminente elección como senadora, dejará esa banca en la Cámara Baja para reubicarse en la Alta.
El lema “Vamos a estar donde tengamos que estar” sea tal vez la explicación. Porque, efectivamente, desde su primera candidatura en 2005, marcó la dirección de su trayectoria política. Y Corpacci, efectivamente, parece haber priorizado estar donde “tenía” que estar, según la conveniencia de la estructura, aunque esto significara dejar mandatos y proyectos a medias.
En 2007, en el auge de la “transversalidad” fue la representante del kirchnerismo en su alianza con el FCyS, aceptando ser vicegobernadora de Eduardo Brizuela del Moral en su reelección. Pero dos años después, con la crisis del campo como detonante, el adefesio electoral se rompió y el peronismo kirchnerista empezó a pensar en construir su propia propuesta.
Sin injerencia en el Gobierno ni relación con el gobernador, Corpacci abandona el cargo para asumir la banca en el Senado, conseguida en las elecciones de 2009. Y allí se empezó a gestar el proyecto que, dos años después, la enfrentaría al propio Brizuela del Moral, que buscaba su re re. El FCyS acumulaba más de dos décadas de aplastante hegemonía, y el peronismo buscaba armar la lista que lo devolviera al poder.
Así, en 2011, tras romper la supremacía de la UCR, fue electa gobernadora de la provincia, consagrándose en la líder del nuevo oficialismo. Lo que le impondría nuevos “deberes” al momento de elegir donde estar. Cuatro años después, el proyecto buscaba consolidarse, y Corpacci como candidata a su reelección era la única que lo podía garantizar. Y allí estuvo, para continuar en la gobernación hasta el 2019.
Quizás en ese momento fue el único en el que no hizo del todo lo que pedían. Aunque muchos casi le exigían que busque el tercer mandato y presagiaba una derrota si se presentaba otro candidato, Corpacci se mantuvo firme en su decisión de no ir por el tercer mandato. Y la jugada no salió mal. Jalil fue electo gobernador y ella se fue al Congreso de la Nación.
Hoy, dos años más tarde, repite la historia. Dicen que es un pedido de la vicepresidenta, Cristina Fernandez, que la demanda para fortalecer el Senado. También señalan que el oficialismo provincial no arranca con Jalil a la cabeza. Y que su candidatura es una necesidad para darle un envión electoral al resto de la lista del FDT.
Tampoco se puede dejar de lado en el análisis el hecho de que Corpacci muestra un envidiable invicto electoral. Compitió por primera vez en 2005, elección legislativa en la que, aunque no lograron los votos suficientes para consagrarla como candidata en segundo término, su lista ganó. A esa le siguieron seis elecciones más, acumulando idéntica cantidad de triunfos.
Sea una o la otra, o tal vez todas juntas, Corpacci se apresta a abandonar su diputación para ocupar la senaduría. Es difícil evaluar esta recurrente desde un análisis taxativo del tipo “bien/ mal”. Porque no es ilegal, ni violatorio de ninguna norma. Con lo que la valoración es del tipo cualitativo, y puede juzgar lo apropiado o ético. De hecho, l
En alguna medida recuerda a las candidaturas testimoniales del FPV en las Legislativas 2007. Aunque en aquella oportunidad, varios de los incluidos en las listas solo funcionaban como señuelo electoral, pues no tenían intención ni de asumir en sus bancas. Con lo que, no es estrictamente lo mismo. Aunque no deja de funcionar, en algún sentido como una estrategia política que va en detrimento del cumplimiento de los cargos, y responsabilidades, asumidos.
“Estar donde tengamos que estar” respondió la candidata a senadora. Su leitmotiv en la carrera política, que otra vez, por responder a la necesidad política de su estructura, la hará abandonar una banca para asumir en otra. Habrá que ver en dos años, cuando se ponga en juego la torta grande, a donde la lleva su lema.