La pesadilla peronista se hace realidad

Nadie puede sorprenderse. El peronismo está cosechando lo que sembró. Se le advertía, se le avisaba, y no querían escuchar. Ahora es tarde para llorar.

Este peronismo que se jactaba de “saber gobernar” ahora sólo mira cómo se le hunde el barco. Porque hizo desastres.

Porque armó un Senado para proteger a una persona condenada por corrupción, con patéticos personajes que en vez de defender a sus provincias se ocuparon cuatro años de chuparle las medias sumisamente a la “jefa”.

Porque esa persona eligió al candidato a presidente en 2019 y se dedicó a atacarlo públicamente desde entonces, en una interna inédita a la vista de todos.

Porque hicieron de la economía un caos, dejando al país al borde de la hiperinflación.

Porque se quejaban del dólar a 45 pesos de Macri y hoy el dólar está a 550 pesos. Porque hicieron todo mal, con soberbia y a espaldas del pueblo. Y así les va.

Ayer el peronismo perdió Chubut, un distrito que gobernaba desde hace dos décadas, perdió otra provincia y van… repasemos.

Paliza en las PASO del Chaco, uno de sus bastiones, muy difícil de revertir.

Paliza en las PASO de Santa Fe, donde también gobernaba.

Paliza en San Juan, donde gobernó 20 años seguidos y ahora se tiene que ir.

Paliza en San Luis.

Paliza en Jujuy.

Paliza en Mendoza.

Perdieron también en Neuquén, Río Negro, Salta, Misiones, y Córdoba, porque Schiaretti y Llaryora nada tienen que ver con el kirchnerismo que está en Casa Rosada.

¿Dónde ganaron? La Rioja, Formosa, Tucumán, La Pampa y Tierra del Fuego. Doce a cinco abajo, y los triunfos en lugares –con excepción de Tucumán- con muy pocos votantes.

Ya no son encuestas, muchachos: son argentinos que votaron. Es la realidad. Se les cae a pedazos el gobierno. Se cae antes de haber completado un mandato, un fracaso de terror, el más grande en los 80 años de justicialismo.

¿Alguien cree de verdad que la presidencial va a ser diferente? El peronismo que se burlaba de Macri porque era el único presidente que había perdido en la búsqueda de su primera reelección, vio cómo Alberto Fernández hizo una presidencia tan mala que ni se pudo presentar, y quedó vacío de poder meses antes de ir a las urnas, sin siquiera candidatearse.

Después lanzaron una fórmula presidencial de unidad, que a las pocas horas voltearon y metieron otra con su ministro de Economía, el que prometía “meter presos” a los K, como candidato a presidente.

No hay casualidades. Tanto mamarracho tenía que terminar así, como está terminando, con una colección interminable de derrotas escandalosas. Ya no hay propaganda ni relato que valga: la pesadilla peronista se hizo realidad. Lenta y dolorosamente.

El peronismo que gobierna el país ya perdió en 12 provincias. Una debacle electoral catastrófica. La crónica de una muerte anunciada.

La visión del catucho 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí