Tras las acusaciones de altos funcionarios de Israel que implicaban a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en el ataque del 7 de octubre, la ONU salió en defensa del trabajo del organismo en Gaza, criticando la decisión de los países que suspendieron su financiación al conocer la noticia.
“Los abominables presuntos actos de estos miembros del personal de la UNRWA deben tener consecuencias”, declaró Antonio Guterres, secretario general de la ONU, pidiendo a los países que continúen con su financiación.
Con 13 mil empleados registrados en Gaza, la UNRWA es la principal fuente de ayuda humanitaria en la región, abarcando atención médica y educación. Tras el informe, el organismo despidió a nueve participantes del ataque, confirmó la muerte de uno, y trabaja en la identificación del restante.
Guterres subrayó que no se debe criminalizar a todos los miembros del organismo por la conducta de los 12 participantes. “Las decenas de miles de hombres y mujeres que trabajan para la UNRWA, muchos en situaciones peligrosas, no deben ser penalizados. Deben satisfacerse las extremas necesidades de las poblaciones desesperadas a las que sirven”, afirmó.
Tras la noticia, Estados Unidos y otros ocho países suspendieron su financiación a la UNRWA, advirtiendo Guterres que el organismo reducirá su capacidad de ayuda si más países se suman.
Acusaciones Cruzadas
En un comunicado, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) denunciaron la situación, afirmando que instalaciones de la UNRWA fueron utilizadas para llevar a cabo el ataque que dejó 1.200 ciudadanos israelíes muertos. “La Dirección de Inteligencia compiló un caso que incriminaba a varios empleados de la UNRWA por su presunta participación en la masacre, junto con pruebas que apuntaban al uso de las instalaciones de la UNRWA con fines terroristas”, explicaron.
Hamas, por su parte, cuestionó el despido de los nueve trabajadores implicados y acusó a Israel de difamar a las organizaciones humanitarias en Gaza.