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La obediencia debida

El peronismo-kirchnerismo catamarqueño, probablemente sin darse cuenta, está encarnando uno de los papelones más grandes de la historia, arrastrándose apasionadamente hacia el ridículo, desnudando sus miserias a la vista de todos.

Hablan de angustia, cuelgan cartelitos en la Legislatura, se reúnen, programan actos de apoyo, y al que no lo hace lo codean.

El peronismo siempre fue así, siempre tuvo esa tendencia a imponer la devoción obligatoria. En el 45 al obrero que no quería ir a pedir la liberación de Perón lo molían a palos, más tarde el que no se ponía el luto por Evita era echado del trabajo. Como para que todos aprendan que las opciones son sólo dos: sentir o fingir. Y si se puede exagerar. Todo tiene que ser al estilo talibán, fanático, todo tiene que simularse como si fuera una causa de vida o muerte.

Y ahora todos sobreactúan su amor por Cristina porque quedó a un paso de la condena por las causas de corrupción, las pocas que llegaron a tribunales. Nadie explica cómo José López se mantuvo 12 años en la gestión kirchnerista si era tan corrupto. Nadie explica cómo Lázaro Báez pasó de ser un empleado común y corriente a juntar miles de millones. Respuestas no hay, pero todos se aprendieron el verso de la proscripción y la persecución.

Y todos hablan, todos ponen mensajes patéticos en sus redes, todos quieren figurar, como alumnos que tienen que dar presente en una actividad práctica fuera del aula y se esfuerzan para que los vean.

Es vergonzoso que hablen de justicia quienes ejercen el poder en la Provincia y armaron una justicia manejada por sus amigos. No tienen autoridad moral.

Es vergonzoso que griten y pataleen por Cristina y no digan nada de Diego Pachao, muerto a palos por la misma policía de los que se declaran angustiados por Cristina, cuyo padre murió protestando sin tener respuesta. Que él reclamara por la muerte de su hijo en la plaza les jodía, y a nadie le molestó que pasara una década para que empezara el juicio pero sufren por Cristina.

Que su secretario de Seguridad haya renunciado acusado de coimero y esté acusado por narcotráfico no les movió un pelo, pero gritan por Cristina.

Que se apalee a los que defienden el agua contra el saqueo de las mineras no les preocupa, pero lloran por Cristina.

Las protestas de los trabajadores de la Salud, las condiciones de docentes, los reclamos de Vivienda no pueden escucharlos, pero están atentos a ver si Cristina se tira un pedo para aplaudir.

Los reclamos de ahorristas estafados por financieras y cómo timbeaban ministros, intendentes y funcionarios no les importa, pero sufren por Cristina.

Inundaron la administración pública de amigos y familiares ñoquis mientras en los comedores barriales pasan hambre, pero su desvelo es la millonaria abogada exitosa.

Si pusieran en atender los problemas de los catamarqueños el uno por ciento de entusiasmo que ponen en la causa CFK viviríamos mejor que en Luxemburgo. Dan pena.

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