La estafa del litio

Aunque luego bajó, el precio del litio subió un 420% el año pasado.Las cotizaciones del litio grado batería superaron los 71.400 dólares por tonelada. Sin embargo, la multinacional Allkem que extrae en Jujuy declaró ventas con precios de 41.033 dólares en el segundo trimestre del 2022. Y como le fue excelente con la subfacturación, proyectó para el resto al año un precio de 23.393 dólares.

Allkem, la segunda minera de litio activa en el país, declaró que en el segundo semestre el 45% del litio producido y exportado fue carbonato en grado batería. Con su proyección de ventas totales para el año por 12.512 toneladas, sus ingresos rondaron los U$S 402 millones. Si a eso se suma el 55% restante de producción se suman ingresos por U$S 161 millones. Entonces el total de ingresos anual serían de U$S 562 millones. No obstante, la minera proyecta ingresos que alcanzarían los U$S 293 millones. La diferencia en contra del país rondaría los 269 millones de dólares que no ingresan así al Banco Central. La estafa está en marcha y es pública.

En mayo del año pasado la Dirección General de Aduana aplicó una multa de $ 6.700 millones a la primera minera de litio en el país: Livent Lithium que opera en Catamarca. La investigación oficial detectó que entre 2018 y 2019 la minera subfacturó la venta del mineral por U$S 8 millones. Los precios de exportación eran superiores entre un 103 % y 122% respecto de los declarados. Livent comenzó su actividad en 1997. Demoraron un poquito en descubrir el robo.

Pero el delito sigue: la AFIP fijó un precio mínimo de exportación de 53.000 dólares por tonelada. Muy lejos del precio de mercado. Pero también del precio que el propio ministerio de Desarrollo Productivo informó para el primer semestre de 2022: U$S 65.574.

Para los analistas, es una legitimación del robo, aunque en menor proporción. Cuando el precio estaba en 71.400 dólares la tonelada, el precio fijado le permitía a las mineras subfacturar un 25%. Ya con el guiño y el aval de las autoridades

Sin ningún problema, Livent aceptó su estafa. Embolsó millones de dólares, pagó una multa en pesos y listo: negocio redondo.

Y este año, adivina adivinador: se fusionaron Livent y Allkem. A cuatro manos se la llevan, y los funcionarios del área felices y contentos.

Altos funcionarios, empresarios poderosos, inversores extranjeros, todos se llenan la panza y se hacen ricos con este saqueo. El gran perjudicado es el pueblo, que sufre contaminación, ve liquidarse sus recursos y no recibe absolutamente nada.

Gobernadores y funcionarios son amigos de las multinacionales. Rigen leyes y códigos que están hechos a la medida de las empresas.

El daño económico y ambiental es incalculable, pero ya se sabe: donde unos pierden, otros ganan… y mucho.

El catucho 

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