La carta que Jalil no quiere mostrar

Como en una partida de poker, donde los jugadores arman su estrategia en base a lo que necesitan y deducen que tiene el oponente, el Gobierno de la provincia y los gremios dirimen cuestiones salariales de los empleados públicos.

Los sindicatos vienen reclamando insistentemente un bono de fin de año y una cláusula de revisión salarial atada a la inflación. A lo que el Gobierno responde sistemáticamente que para bonos no hay plata y que los salarios este año le ganaron al IPC. Pero esconde sus cartas.

 

Es clave para ganar la mano saber ocultar bien lo que le dio la baraja. Y si el Gobierno le asegura a los gremios que no hay recursos para aumentos ni bonos, es fundamental para la estrategia oficial ocultar bien todo lo que le dé a su contrincante indicios de lo contrario. El Gobernador se cierra en que no hay dinero y aprieta fuerte las cartas sobre el paño, para que nadie sepa que tiene en sus manos.

 

En su jugada, uno de los naipes que Jalil se esfuerza por ocultar es el de los ingresos. Porque, aseguran, desbarata todo su juego basado en el “no hay recursos”. Tanto es así, que según fuentes conocedoras de la cuestión impositiva, el mandatario ordenó al ARCA no difundir en el Boletín Oficial los números de la recaudación. Sin embargo, por mas celoso que sea el jugador, siempre hay un descuido en el que el naipe se muestra más de lo conveniente.

 

Según números de la propia Agencia de Recaudación Catamarca, esos que el Gobernador intenta mantener solapados mientras negocia con los gremios, la Provincia recaudó en los 11 meses ya cursados de 2021 unos 9.700 millones de pesos (9.632.762.085,62 cifra exacta). Lo que implica un incremento en valores nominales de más de 3.800 millones de pesos con respecto a la recaudación de los 12 meses del 2020.

 

Es verdad, que en un país con una inflación que ya superó el 45% acumulado durante 2021, el cálculo interanual debe contemplar ese factor. Sin embargo, aun así, la recaudación del año en curso ajustada a la variación por el efecto inflacionario casi alcanza los 5.300 millones de pesos. Si solo el pasado mes de noviembre la provincia recaudó 3.816 millones de pesos, la proyección indica que los ingresos por el pago de impuestos le reportará a la provincia durante este año superarán los del año pasado. Por algo los números se guardan con tanto hermetismo.

 

De todos modos, aun antes de que se de vuelta esa carta, que los gremios apreciará mucho para continuar la negociación en la reunión de este miércoles 15, había muchos otros indicios de que el Gobierno, aunque dice que no tiene nada en mano, los recursos le sobran. Solo decide usarlos para otra cosa distinta a darles a los empleados públicos un aumento que equipare sus sueldos a la inflación o un bono.

 

Por ejemplo, la adquisición del avión “sanitario”, que hasta ahora parece ser más para el placer de los funcionarios que para los catamarqueños convalecientes, significó una erogación de unos 1.900 millones de pesos. Es decir, el equivalente a la recaudación de enero, febrero y marzo de este año.

 

Los presupuestos de los tres poderes del Estado son otro dato que los gremios miraron atentos para desbaratar la estrategia del Gobierno que se sienta en la mesa de negociación con la cantinela de la austeridad y la responsabilidad financiera, pero incrementan sus cálculos de gastos y recursos en un 70% y 80%, siempre contemplando el incremento de la planta de funcionarios y trabajadores. Solo en el Poder Legislativo se presentó un presupuesto que anuncia la incorporación de 200 nuevos empleados. Y el Poder Ejecutivo reventó sus reparticiones con la repartija grosera de puntos índices.

 

Ni que hablar del gasto estratosférico que significó la campaña electoral, en la que el Gobierno despilfarró recursos de manera indisimulada y flagrante, mientras sostiene el estandarte del ahorro y austeridad. O el gasto que implica la constante creación y reestructuración de ministerios, secretarías y demás reparticiones públicas, que incrementó exponencialmente la planta de funcionarios.

 

Replicando el estereotipo del patrón amarrete que acapara cuando hay ganancias pero socializa las pérdidas con los empleados, el Gobierno pidió solidaridad a los trabajadores durante la crisis económica por el coronavirus. Pero cuando la reactivación económica marcó números en verde, busca la manera de amarrocar.

 

Aunque varias veces el Jalil descartó la posibilidad de otorgar un bono navideño, los gremios siguieron presionando y lograron forzar al Gobierno a “revisar” sus finanzas para ver la posibilidad de conceder el pedido sindical. Este miércoles se volverán a ver las caras en el paño para desplegar sus estrategias. El Gobierno esperaba llegar con los números de la recaudación tapados. Era la carta que no quería que los sindicatos conocieran. Ahora están sobre la mesa. Quizás deba preparar otra jugada, porque los sindicatos ya saben que “plata, hay”.

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