El gobierno de Irán ha expresado su furia y prometido “venganza” contra Israel después de un bombardeo en Damasco que resultó en la trágica muerte de cinco funcionarios de la Guardia Revolucionaria. El ataque ha elevado las tensiones en Medio Oriente, ya tenso por los conflictos en la Franja de Gaza, y amenaza con desencadenar una escalada aún mayor en la región.
El sábado, un bombardeo en Damasco dejó un saldo de cinco víctimas mortales, incluidos el jefe de inteligencia para Siria y su adjunto, ambos pertenecientes a la Guardia Revolucionaria. El gobierno iraní, a través del portavoz de la Cancillería, Naser Kanani, atribuyó directamente el ataque a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y advirtió que Irán “se reserva el derecho de responder” en el momento y lugar que considere apropiado.
En medio de una creciente tensión y la participación de grupos como Hezbollah, Kanani acusó a Israel de llevar a cabo una “tentativa desesperada de propagar la inestabilidad y la inseguridad en la región”. Las acusaciones cruzadas aumentan la preocupación por la estabilidad en una región ya marcada por conflictos.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH) informó que el ataque resultó en la muerte de 10 personas, revelando que el área afectada es un punto de concentración para diversas facciones palestinas. Mientras tanto, el gobierno de Israel no ha asumido la responsabilidad del ataque y ha declarado que no comenta sobre “informaciones de medios extranjeros”.
La comunidad internacional observa con atención el desarrollo de estos eventos, consciente de que la escalada de tensiones en la región podría tener consecuencias significativas.