Insolventes crónicos

Llega la hora de pagar el aguinaldo y los intendentes empiezan a desfilar por Casa de Gobierno exigiendo asistencia para cumplir con sus empleados. Y en el Ejecutivo, sabiendo que el incumplimiento del pago sería más un problema para ellos que para los intendentes, no tienen más alternativa que ceder. El gobernador Jalil anunció un “prestamo” para que las comunas paguen el SAC. Y los intendentes aceptaron gustos. Total después… devolveriola.

La historia de la insolvencia económica de los municipios de la Provincia es crónica. Desde tiempos inmemoriales las comunas son incapaces de asumir siquiera los costos operativos de su propia administración, generando una recurrente demanda de asistencia del Gobierno. Una verdadera esponja de recursos, que genera poquísimo (o nada) y administran mal. Pero crece al ritmo de la necesidad política del intendente de turno. Y hay momentos del año especialmente críticos… como el pago del aguinaldo.

La existencia de los municipios está definida por la Constitución de Catamarca. Y en los libros, se definen como una entidad territorial básica de la organización política y administrativa de un estado. Con autonomía, potestades y obligaciones. Desde la teoría, son funcionales, necesarios e indiscutibles. Pero en la práctica, excepto alguna muy rara excepción (tal vez la Capital) son ineficientes, poco productivos y cada vez más cuestionados por la gente.

Es que los desmanejos en lo económico  es solo uno de los niveles en los que los municipios hacen agua evidenciando su ineptitud como gobierno local. Porque de ellos también se espera que impulsen el desarrollo desarrollo económico, social y cultural de su territorio, buscando mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, prestando servicios y generando condiciones para el crecimiento de su comuna. Recorran el interior y vean ustedes mismos si eso se cumple. Y no es que haya trabas jurídicas o limitaciones administrativas. Simplemente hay ineptitud, irresponsabilidad y pocas ideas.

Hay leyes que establecen esquemas de distribución de recursos provinciales, de regalías, de coparticipación de recursos federales y habilita mecanismos de recaudación para las comunas. Pero ante la mala administración, el uso político de los fondos y la siempre presente corrupción, nada es suficiente. Y hoy, los municipios son un verdadero barril sin fondos.

Para colmo, sus funcionarios se alejan cada vez más del vecino y sus problemas, viviendo una realidad paralela y sin sufrir los padecimientos del ciudadanos de a pie. Con las 4×4 no se sienten los baches en las calles… con las vacaciones en el Caribe no se padecen los cortes de agua y luz… con los sueldos de privilegio no hay problemas para llegar a fin de mes.

Ni que hablar del nivel de improvisación y los frecuentes escándalos en los Consejos Deliberantes de los municipios que tienen Carta Orgánica y que transforman el recinto legislativo en una cueva de pillaje político y financiación de la dirigencia. Sin generar un proyecto que mejore en algo la calidad de vida de la gente.

Claro que no se trata de cuestionar la legitimidad política de los municipios como entidades territoriales. Más bien, diagnosticar la incompetencia de sus administradores, el paupérrimo funcionamiento de sus organismos y buscar un camino de reconstrucción de las comunas. Porque el Gobernador les pidió a los intendentes que tengan prudencia para el manejo de las cuentas públicas. Pero, a la luz de los acontecimientos, les entra por una oreja y les sale por la otra.