En un panorama cada vez más tenso en Oriente Medio, el grupo chiita libanés Hezbollah ha llevado a cabo un ataque aéreo como “respuesta inicial” al reciente asesinato de Saleh al-Arouri, un destacado líder de Hamás. Este acto de violencia se produce en medio de la creciente posibilidad de una expansión del conflicto entre las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y Hamás en la Franja de Gaza.
El ataque, que consistió en el lanzamiento de 12 misiles hacia el norte de Israel, tuvo como blanco la base de control aéreo de Meron. A pesar de la intensidad del ataque, las defensas israelíes interceptaron todos los misiles, evitando víctimas y daños materiales significativos.
Desde las milicias de Hezbollah, se justificó la acción como una respuesta al asesinato de al-Arouri, un líder de gran importancia para el grupo. Sin embargo, las tensiones persisten, y el portavoz del gobierno israelí, Daniel Hagari, advierte que el 2024 podría ser un año marcado por intensos combates. Israel ha comenzado a prepararse militarmente, desplegando tropas en la frontera con el Líbano.
A su vez, en un giro de los acontecimientos, las FDI confirmaron su participación en la muerte de dos altos mandos de Hamás, identificados como Ismail Siraj y Ahmed Wahaba. Estos líderes de Hamás fueron responsables del asalto a los kibutz ocurrido el 7 de octubre del año pasado, según la información proporcionada por las fuerzas militares israelíes.
