“Tener cola de paja” es sentir culpa y manifestarla involuntariamente. Es considerarse responsable de una falta.
El dicho viene de un cuento en el que un perro había cometido cierta fechoría; alguien congregó a la jauría y les pidió a todos que saltaran por encima de una hoguera; quien fuera inocente no tenía nada que temer, no así el culpable pues su culpa le había convertido su cola en paja. El culpable se descubrió cuando se negó a saltar.
El Gobierno se comporta de esa manera en el Caso Rojitas, se denuncia solo, con un silencio aterrador le digan lo que le digan.
Lo de ayer fue escandaloso. La familia del ministro asesinado le cantó las cuarenta en conferencia de prensa, poniendo en palabras lo que vienen pensando hace dos años.
“A los que papá pidió su renuncia por ladrones, premiados con cargos. El tipo que le robaba a mi papá lo sucedió de ministro. Ahí está en las fotos institucionales de ministro. Ante todo esto, ¿qué expectativas podemos tener nosotros? ¿Qué justicia hay acá? Tendría que darles vergüenza cobrar un sueldo en la Justicia. Debería darles vergüenza por corruptos, por inútiles, o peor aún, corruptos inútiles”.
Le apuntaron al poder, al Gobierno, a la justicia, a ministros, al fiscal, a policías. Señalaron a la casta completa.
Y nadie contesta. El Gobierno no sabe qué decir. El Gobierno no puede explicar, dos años después, por qué le dio el ministerio a Barrionuevo. No sabe explicar por qué informó que era una muerte natural. No puede justificar la absolución de Laureano Palacios.
El Gobierno no puede hablar porque se siente o se sabe responsable, y guarda un silencio total, esconde la cabeza como el avestruz y solo espera que la gente se olvide del tema.
Tiene la cola de paja, y esta falta total de respuestas es toda una respuesta.
Por si alguien no entiende lo grave del caso, estamos hablando del asesinato de un ministro.
En el Gobierno confían en que ahora se hablará de otra cosa, y en el peor de los casos volverá a hablarse en diciembre del año que viene, para el tercer aniversario. Mientras tanto, todo seguirá igual. Gran apuesta.