Hugo “El Grillo” Avila ya se puso en campaña para pelear por una banca en el Congreso de la Nación. El excorpacista, aparentemente, siente que Catamarca ya le queda chica y busca catapultarse como senador nacional, aunque los más duchos en política creen que sólo está repitiendo el viejo truco de apuntar a un cargo alto para asegurarse uno menor.
Esto es, hacer campaña para senador nacional y al final ofrecer un renunciamiento histórico y aceptar otro mandato en la Legislatura como si hiciera un favor.
Pero el tema es otro. ¿Quién va a apoyar al Grillo? Se portó mal con el peronismo y se portó mal con tantos que ya no le queda padrino poderoso para acompañarlo o dar la cara por él. Y ahora que se le termina el mandato, mira el 2021 como el momento de asegurarse la salvación. ¿Podrá?
Avila tuvo su momento de gloria hace muchos años, pero cayó políticamente en un tobogán luego de que un jovencito casi desconocido en ese momento, Sebastián Nóblega, lo derrotara en el que se suponía era su territorio: Tinogasta.
Ese golpe lo dejó marcado en su carrera personal, y fue por eso que pasó de amar a Lucía y alabarla en cada acto, a pararse en la vereda de enfrente y ser el más ácido crítico del gobierno. No hay peor cuña que la del mismo palo, y en el segundo mandato corpacista el “Grillo” ya se mostraba más duro que los radicales a la hora de criticar al Gobierno.
Pero el “Grillo” radical no es, corpacista tampoco, jalilista menos… ¿dónde se va a apoyar para esta campaña que se viene?
Hay más inconvenientes, y es el derrotero de denuncias que acumula, por retención indebida de haberes a empleados suyos, por facturaciones dudosas. Y no es una causa aislada, son varias.
Cuando trascendieron las primeras acusaciones, las voces más comprometedoras llegaron desde su propia Tinogasta.
“No me sorprende porque en algún momento tenía que salir a la luz todo esto. Estamos hablando de un tema que acá en Tinogasta se conoce desde hace mucho tiempo, 9 o 10 años, cuando Ávila fue denunciado. Tiene 30 causas. Este tema ya tuvo su protagonismo en el 2011 cuando se descubrieron facturas truchas de un proveedor y sorprendía la inmediatez con la que se abonaban esas facturas. Fue moneda corriente en los gobierno de Hugo Ávila”, dijo por ejemplo Julio Ayame, que estaba al frente del Concejo Deliberante.
En algún momento el “Grillo” encontró su lugar en el mundo en Unidad Ciudadana, la fuerza que representaba a Cristina Kirchner cuando la actual vicepresidenta dejó Casa Rosada y quedó casi en el llano.
Pero incluso en UC lo hicieron a un lado y le prohibieron usar el nombre, decisión que se hizo pública cuando estalló el problema de su empleado: “Los comportamientos individuales, eventualmente reprochables, de algún personaje que participó de un frente electoral no pueden extenderse al proyecto de Unidad Ciudadana, ni tampoco afectar al resto de sus dirigentes y militantes”, le aclararon a modo de despedida.
Ávila tiene una banca y no mucho más. Está en el tramo final de su mandato legislativo y el futuro no parece muy promisorio.
Que en plena pandemia y con problemas tan graves en Catamarca, él esté pensando en una candidatura para el año que viene, es una señal de lo que se le viene.