La Casa Blanca sufrió un revés diplomático cuando se enteró que Javier Milei, tras asistir a la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), tuvo un inesperado encuentro con Donald Trump, a pesar de que desde el gobierno argentino habían asegurado que esto no ocurriría. En ese momento, Joe Biden, en plena campaña para su reelección, buscaba contrarrestar la creciente influencia de Trump, quien lideraba las encuestas.
Funcionarios de la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires confiaron en la información provista por la Jefatura de Gabinete y la Cancillería argentina, lo que llevó a que Antony Blinken, secretario de Estado, participara de una visita oficial. Blinken incluso protagonizó un momento icónico en el Balcón de Evita junto a Milei y sus ministros Nicolás Posse y Guillermo Francos.
Sin embargo, poco después de que el gobierno argentino celebrara la visita de Blinken como un logro diplomático, surgieron fotos y videos de Milei abrazando a Trump en la CPAC. “Usted es un gran presidente y espero que gane. Espero verlo otra vez, la próxima vez como presidente”, le dijo Milei a Trump, generando sorpresa en la embajada estadounidense y en altos cargos del Consejo de Seguridad Nacional y el Departamento de Estado.
Para intentar suavizar las tensiones con la administración Biden, Milei reiteró en varias ocasiones su alineamiento con Estados Unidos, independientemente de quién ocupe la presidencia. La Casa Blanca aceptó este gesto, y en respuesta, se facilitó la causa de YPF en Nueva York y el desplazamiento de Rodrigo Valdés, un crítico director del FMI.
Acercamiento a China genera alerta
A pesar de la cooperación, la relación con Washington entró en zona de tensión cuando se reveló que Karina Milei, Luis Caputo y Diana Mondino habían mantenido reuniones con el canciller chino Wang Yi. El encuentro buscaba avanzar en un acuerdo estratégico que incluye la renovación del swap chino y posibles inversiones en litio y cobre, recursos clave para Estados Unidos en el contexto global.
Hasta ese momento, la administración Biden creía que el gobierno de Milei se mantenía distante de la influencia de Xi Jinping. No obstante, la estrategia de acercamiento a China encendió alarmas en Washington, dado que estos recursos minerales son considerados esenciales por la Casa Blanca.
Nicholas Burns, embajador estadounidense en China, advirtió sobre la relación entre ambos países: “Somos rivales sistémicos, y lo seguiremos siendo en la próxima década”. Además, enfatizó que China continúa apoyando a Rusia en su guerra contra Ucrania, un hecho que complica aún más la situación.
Riesgos de un cortocircuito diplomático
La estrategia de Milei para asegurar las reservas del Banco Central y atraer inversiones chinas podría provocar un conflicto con Estados Unidos. Esta tensión diplomática no se disipará fácilmente, independientemente de quién gane la presidencia estadounidense, ya que la postura hacia China es compartida tanto por demócratas como republicanos.
Además, en Washington causó sorpresa la discreta mención que hizo la Cancillería argentina sobre este encuentro, en contraste con la detallada comunicación emitida por el Ministerio de Relaciones Exteriores de China, que incluyó la participación de Karina Milei y Luis Caputo, omitiendo este dato en el parte oficial argentino.
Tras las reuniones en la ONU, se confirmó que Karina Milei viajará a Shanghái para la Exposición Internacional de Importaciones el próximo 5 de noviembre, su primer viaje oficial con agenda propia. Este evento, organizado a través de la Fundación Argentina para la Promoción de Inversiones, muestra la importancia que Balcarce 50 le asigna a las relaciones con China. Milei y Caputo buscan reservas e inversiones para fortalecer el plan económico del gobierno, mientras China intenta posicionar a Argentina en su estrategia global.
Xi Jinping, consciente de las dificultades económicas de Argentina, ve una oportunidad. Para su ambicioso proyecto geopolítico, basado en la producción de autos eléctricos, China necesita litio y cobre, dos recursos que Argentina puede ofrecer a cambio de inversiones a mediano plazo.
El acuerdo es claro: China ofrece un swap financiero, apoyo en el FMI, inversiones en minería, demanda de alimentos y posibles proyectos en hidrocarburos, como Vaca Muerta. A cambio, Argentina se acerca a la órbita geopolítica china en América Latina.
En Shanghái, Karina Milei comenzará a fortalecer los lazos comerciales con China, lo que podría consolidarse en la próxima reunión entre Milei y Xi Jinping en la cumbre del G20 en Brasil, prevista para mediados de octubre, cuando habrá un nuevo presidente en Estados Unidos.