Los diputados provinciales Juan Denett y Adrián Brizuela animaron un excelso debate público, “acusándose” de homosexuales reprimidos y dudando sobre si hay más gay no asumidos entre los libertarios o en el oficialismo.
Todo empezó porque Brizuela, posteador compulsivo en Facebook, dijo que “las mujeres son más violentas que los hombres”, y Denett le atribuyó esa observación a la misoginia del libertario, sugiriendo que quizás piensa así porque es gay y debería “salir del clóset”, eufemismo usado hace muchos años para describir a una persona homosexual que no se decide a hacer pública su condición.
Brizuela aclaró que él no está en ningún clóset, que capaz que el gay es Denett (“¿Usted sí?””, preguntó) y recomendó que “podría comenzar a ayudar (a salir del clóset) en el proceso a muchos ‘compañeros’ en las más altas esferas y con mujer e hijos”, tirando la sospecha de que varios jerarcas del gobierno tienen una doble vida.
En el peronismo nunca hubo drama con los homosexuales, sin ir más lejos hay oficialmente una Agrupación Nacional Putos Peronistas. Más aun, en un acto brindado por el entonces presidente Héctor Cámpora en mayo de 1973, la organización Frente de Liberación Homosexual dirigida por el periodista y escritor Néstor Perlongher, ya había mostrado un cartel con la leyenda “Los putos con Perón”.
Para el que le interese el tema, hay una película “Putos Peronistas: cumbia del sentimiento”, que es un documental que narra toda la historia de la agrupación.
El kirchnerismo ya se sabe, fue muy inclusivo: impulsó el matrimonio igualitario y les dio DNI, etc., cosas que ahora, en muchos casos, Milei quiere deshacer.
El tema viene más torcido por el lado de los libertarios, y es raro porque ellos proclaman la libertad y juran que no se meten en la vida privada de nadie, aunque Milei le pega seguido y fuerte a la comunidad homosexual.
En todo caso, es raro que dos legisladores se agredan señalando la sexualidad del otro, y es una pena porque el tema de fondo es muy serio: los femicidios, un drama terrible que no deja lugar a ninguna humorada.