Con la pauta como caramelo y látigo, el Gobierno de Catamarca maneja al 95 por ciento de la prensa provincial, que conforma un coro para decir que bien están los sueldos, que poco cobran la luz, que bien anda el turismo, qué éxito las inversiones mineras, qué emoción el One Shot, etc., etc. Al mismo tiempo, hay temas prohibidos y que, pase lo que pase, no se difunden.
Por ejemplo, la amenaza del litio a los pueblos, y todo el desastre que genera que se llene de empresas chinas, coreanas y de todo el mundo para saquear esta parte del mundo.
Hace unos días, se hizo la primera Cumbre Intercultural Andina de Comunidades Afectadas por la Minería, un encuentro que reunió a representantes de pueblos originarios de Argentina, Chile, Bolivia y Perú, en uno de los actos más grandes de resistencia al mineral estrella de Catamarca.
La reunión se hizo en Jujuy con el objetivo de analizar las consecuencias de la minería, particularmente la extracción de litio, sobre sus territorios. Durante la cumbre, los participantes coincidieron en la necesidad de visibilizar los perjuicios que esta industria genera no solo en los recursos naturales, sino también en las formas de vida y la cosmovisión de los pueblos indígenas.
La minería de litio, vital para la fabricación de baterías utilizadas en vehículos eléctricos y dispositivos electrónicos, ha desatado una carrera por explotar los ricos yacimientos de salares en la región andina. Sin embargo, las comunidades indígenas aseguran que este desarrollo no ha venido acompañado de una reflexión seria sobre los daños que está causando.
Uno de los principales problemas denunciados es el uso excesivo de agua por parte de las empresas mineras, especialmente en zonas donde el agua es un recurso escaso y vital para las comunidades locales. Además, los pueblos originarios alertan sobre el desplazamiento de fauna local, causado por la infraestructura minera y el ruido generado por las actividades extractivas. Las consecuencias de la minería de litio en los ecosistemas y en la salud ambiental son, para muchos, irreversibles.
“Las comunidades estamos desprotegidas del Estado y sufrimos el abuso de las empresas extractivas, que sacan todos nuestros recursos naturales sin respetar nuestros derechos y sin realizar las consultas a las comunidades”, se quejaron. Y es así: el “Estado”, es decir, el “Gobierno” se enloquece con los dólares que entran y en lugar de defender a la gente se ponen siempre del lado de las empresas.
Estas comunidades compartieron sus vivencias y se unieron en un frente común, buscando visibilizar la problemática que enfrentan, y reafirmaron la importancia de defender sus tierras y recursos frente a la amenaza que representa la minería indiscriminada.
En la declaración final del encuentro, las comunidades indígenas exigieron a los gobiernos de Argentina, Bolivia, Chile y Perú, así como a las empresas involucradas en la extracción de litio, el cumplimiento de los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos de las Naciones Unidas. En particular, pidieron la implementación efectiva de los procesos de consulta previa, libre e informada, un derecho fundamental reconocido por el Convenio 169 de la OIT. Las comunidades reclaman que se les consulte antes de que se otorguen las licencias para la explotación minera en sus territorios, tanto en las áreas de afectación directa como en las zonas colindantes.
Este proceso de consulta no solo debe ser un formalismo administrativo, sino un mecanismo real de participación, que garantice que las comunidades puedan expresar su consentimiento o rechazo a los proyectos mineros que afecten sus tierras, territorios y recursos. Para los pueblos indígenas, esta es una cuestión de supervivencia cultural y ambiental, ya que la minería no solo pone en peligro sus medios de vida, sino también su identidad y sus tradiciones.
Se unieron en un llamado colectivo a frenar los impactos negativos de la minería y a priorizar un modelo de desarrollo que respete los derechos de los pueblos originarios y proteja los ecosistemas. El llamado es claro: no puede haber desarrollo económico a costa de la destrucción ambiental ni de la vulneración de los derechos humanos.
La Cumbre Intercultural Andina no solo fue una denuncia de los daños ya causados, sino también una afirmación del compromiso de los pueblos originarios para defender sus territorios.
“Es hora de que gobiernos y empresas reconozcan la urgencia de este reclamo. No se puede seguir priorizando la explotación de recursos por encima de la vida, la cultura y el futuro de los pueblos originarios. La minería debe tener límites: los de la justicia, el respeto y la sostenibilidad”, señalaron.
Declaración final:
Exigen consulta previa vinculante y respeto por los protocolos comunitarios.
Rechazan una transición energética que cause despojo y contaminación.
Afirman su unidad como pueblos andinos para proteger la Pachamama.
“Para nuestros pueblos, el agua vale más que el litio”.
Ahora contame… ¿en qué medio de Catamarca lo leíste?