Comunismo invertido

A diferencia de los regímenes comunistas, que expropiaban a las grandes empresas privadas para repartir los bienes entre los ciudadanos, a través de un Estado que lo manejaba todo, en Catamarca se inventó una nueva forma de comunismo, el comunismo invertido, donde el Estado le saca a los ciudadanos para darle a las empresas privadas. Todo con un detalle escandaloso, los grandes grupos económicos privados son, además extranjeros.

Es el caso del fiambalense Pedro Saleme, que paga impuestos por sus tierras pero un día se levantó y se enteró de que su propiedad había pasado a manos chinas, porque Zi Jin las quiere y el Estado se las regala.

Una locura que ahora salta formalmente a la luz por las quejas del damnificado, pero que en realidad se viene denunciando hace rato.

El drama de los fiambalenses con el avance de los chinos ya se difundió en muchas ocasiones, pero nadie le da bolilla, a nadie le importa.

¿Por qué debería sorprender? A las mineras se les entrega todo, ríos, naturaleza, dinero. Tienen luz verde para contaminar, para arrasar con animales, con gente. Son los amos del universo y el Estado catamarqueño está para protegerlas.

Ya lo dijo la diputada Natalia Herrera: “Vamos a dejar que solo un puñado de funcionarios se siga enriqueciendo y haciendo negocios mientras la generalidad del pueblo no sabe que va poner en la mesa para estas fiestas de fin de año?”.

Podría agregarse si vamos a dejar que nos saquen todo para dárselo a los chinos, porque parece que no les alcanza con el litio.

Lo loco es que hacen negocios con los chinos con reglas de juego que ni locos aplican en China. Porque Xi Xinping sí es comunista… ¡a ver si le va a sacar algo a los chinos para dárselo a una empresa argentina!

Jalil inventó un nuevo comunismo: todos al servicio del Estado y el Estado al servicio de los capitales extranjeros.