Más de 70 millones al año es lo que invierte Catamarca sólo en sueldos de la primera plana de funcionarios, una realidad que confirma los privilegios de la casta política, en una provincia pobre, sin buenos servicios, sin infraestructura y con miles de personas mendigando por las calles.
Un gasto injustificado para decenas de personas que no hacen nada útil, la mayoría de las cuales ocupan cargos inventados para cumplir compromisos, que no aportan absolutamente nada para la gente.
Gastos estatales estrafalarios, que son apenas una parte de lo que se lleva cada elegido, porque además tienen secretarios, choferes, vehículos, celulares y una lista que fácilmente duplica los costos para el Estado… es decir, para nosotros.
Embolsan casi 320.000 pesos mes a mes, más de 4 millones de pesos al año… para decir cuando alguien quiere hablar con ellos que pidamos audiencia a ver si están de humor. Usted vaya a pedir un préstamo de 100.000 pesos y por poco tiene que entregar a la abuela en garantía.
Cerquita nomás, vienen los secretarios, con sueldos anuales superiores a los 3 millones de pesos al año, los “asesores” (sabe Dios cuántos son). Tres palos por año y ni siquiera cumplen horario… es como ganarse el Quini 6 todas las semanas.
Los “secretarios”, héroes de la Patria, se llevan 3,5 millones por año cada uno, y los “directores”, que son una multitud, pasan por el cajero para levantar más de 2,5 millones por año.
Son sueldazos dignos de Suiza, en una provincia rezagada del Norte argentino, porque estos señores se sienten elegidos y ven con naturalidad que todos vivan en la pobreza para mantener sus lujos.
Son los mismo que se llenan la boca hablando de igualdad de oportunidades para todos. Son los mismos que se sacrifican cada cuatro años yendo a un par de actos en campaña, con el colmo de que a la mayoría no los votó nadie, los pusieron ahí porque son amigos o conocidos.
Y nuestros gobernantes salen después de decir que no hay plata para darles un aumento digno a los trabajadores: tienen la cara de piedra. Son todos millonarios que se alimentan de dinero público, y que asumen la responsabilidad de administrar lo ajeno para beneficiarse ellos. Caras duras sin retorno.
Dicen que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Mentira: Catamarca merece algo mejor. Merece dirigentes con empatía, solidaridad, menos ambición, gente que nada tiene que ver con estos ricachones que gozan de enero a enero sin trabajar.