Hace ya un par de años que hablamos de la Justicia como un traje a medida, y más cerca en el tiempo dimos cuenta de cómo el peronismo en el poder revirtió una Corte que tenía tres miembros ajenos al gobierno, en una Corte provincial llamativamente identificada con el oficialismo, que ahora se impone 5-2.
Recordemos
Presidente: Dr. Carlos Miguel FIGUEROA VICARIO. Compañero, ex diputado justicialista.
Ministra Decana: Dra. Vilma Juana MOLINA. Compañera, hermana del diputado Isauro Molina.
Ministra Vice Decana III: Fernanda Rosales, compañera desde la sangre. Con el apellido no hace falta explicar más.
Ministro Vice Decano IV: Dr. Néstor Hernán MARTEL. Compañero, en esta misma gestión fue ministro peronista.
Ministra Vice Decana V: Dra. Fabiana Edith GÓMEZ. Compañera, esposa del intendente peronista Guillermo Ferreyra.
Menos Cáceres y Cippitelli, todos identificados con el PJ. No descubrimos nada, lo sabe todo el mundo. Pero ahora alguien lo dijo. Fue la candidata a diputada nacional Beatriz Monllau (Frente Con vos podemos), que le escribió una carta al flamante presidente de la Corte de Suprema de Justicia de la Nación, Horacio Rosatti.
Leamos algunos segmentos de su prosa:
“Cansada de ser testigo de cómo el Poder Judicial de la Nación, como pilar de la Nación Argentina, ha desdibujado su rol, tal vez porque sus miembros priorizaron sus apetencias personales, al mandato constitucional en su más amplia interpretación, partiendo desde el preámbulo. Este mandato, no se cumplió, ni a nivel federal ni a nivel local. Hoy, los tribunales de justicia provinciales devenidos en unidades básicas de los partidos políticos en turno de gobierno, ya hace casi 30 años, a la fecha, salvo espero existan excepciones, han destruido todo viso de institucionalidad articulada en lo que llamamos democracia, han sucumbido al poder político, para convertirse en escribanías de los corruptos de turno, ya que por acción u omisión no han respetado el mandato constitucional de cumplir y hacer cumplir la ley. Anhelo, profundamente que su gestión como presidente de nuestro más alto Tribunal de justicia, ponga norte a esta gran anarquía institucional. Como intérprete máximo de la constitución el Tribunal que preside, debe imponer a los tribunales de provincia y sus tribunales inferiores no apartarse de sus fallos, pues bajo argumentos falsos, de escasa razonabilidad rechazan recurso con el mote de que los fallos o doctrina de la C.SJ.N., no son obligatorios para los tribunales de provincias. Basta de amparar a corruptos, basta de bastardear al justiciable, con un ejército de relatores inservibles, influenciables, hay que terminar con las arbitrariedades, con las injusticias. Basta de convalidar por omisión fallos vergonzoso, sin fundamentos, amparados en la arbitrariedad, violentado todos y cada uno de los principios procesales y normas constitucionales emanados de Cortes de provincias como Catamarca”.
Quien quiera oir que oiga. Seguro que en la Corte será difícil que se escuche, porque suena a todo volumen la marcha con la voz de Hugo del Carril.