Hay lío en Andalgalá, vaya novedad. Y el peronismo reaccionó, atento y ágil. ¿Para resolver? ¿Para llevar soluciones? No, para denunciar al intendente y culparlo implícitamente de todo lo que paso con los ambientalistas. Es decir, para hacer política con el drama de los andalgalenses, y ver si pueden llevar agua para su molino. Agua que esperemos no esté contaminada.
Los peronistas se metieron como querellantes, judicializando el tema, y sugestivamente piden “que también se investigue el accionar del intendente, dado que es llamativo cómo se suscitaron los hechos”.
¡Llamativo como se suscitaron los hechos! ¿Qué es lo llamativo si el conflicto viene de hace 20 años? ¿Qué es lo llamativo si van como 600 marchas de andalgalenses que no quieren la minería? Casi 600 marchas que se hacen una vez por semana, estamos hablando de un largo rato, y el intendente Eduardo Córdoba recién cumplió un año de gestión. ¿De verdad creen que el problema es él?
No, no lo creen. Sólo buscaron la salida fácil, la ventajita política, porque es fácil levantar el dedo, señalar y acusar pomposamente: “si el Intendente fue cómplice, que pague, para eso está la Justicia, hará la investigación necesaria”, advierten los compañeros.
Pero muchachos, ¿cómplice de qué? ¿No serán ustedes cómplices de las empresas que atropellan los derechos de los andalgalenses? ¿A quién están defendiendo? Todos son implacables pensadores desde sus despachos con aire acondicionado con el mozo trayendo café. ¿Por qué no van a tomar agua del dique de cola de Alumbrera y después nos cuentan que no hay contaminación?
Ya terminó la campaña hace rato en Andalgalá, y con su discurso prominero perdieron. Háganse cargo, y no busquen sacar ventaja con este conflicto, que es mucho más viejo que la gestión de Córdoba, y no los tiene precisamente como víctimas.