Cuando entre los “compañeros” se percibe una vigilancia recelosa o un escrutinio exigente de la conducta, el compromiso o la representatividad del otro, se suele decir que se encendió el “peronómetro”. “Un instrumento poco confiable para mensurar”, cantaba Copani sobre esta práctica muy mal catalogada en los dichos, pero siempre presente en los hechos.
Sobre todo en momentos en los que el purismo militante eleva la vara y exige llevar la aguja al tope máximo del reloj indicador. Como, por ejemplo, durante estos días en los que la confirmación de la condena a Cristina Fernandez sacudió la estructura y activó las obligaciones del manual del “full peronista”.
Y ahí es donde se hace más evidente quién anda flojito de compromiso. Porque son momentos en los que hay que poner el cuerpo, ir a la sede, hacer bulto y, sobre todo, hacerse notar por los compañeros. O sufrir el juicio de los que encienden el pernonómetro y delatan a quien la aguja le marca “tibiecito” de compromiso.
Como le está pasando al Gobernador que, totalmente ausente en los actos pre y post fallo de la Corte Suprema, está siendo defenestrado en “el partido” donde muchos aseguran que la aguja rozó el límite a la izquierda, marcando “casi nada peronista”.
Y es que no fue un acto cortito, una juntada informal de un ratito, un encuentro rutinario en la sede a la que Raúl no pudo ir por cuestiones de agenda. Fue una convocatoria con mucho peso simbólico, de casi todo el día y con la presencia del pleno de la dirigencia y una gruesa asistencia militante. Pero el mandatario no pintó. Ni de pasadita.
Es verdad que sus visitas a la Av Güemes 560 se hicieron cada vez más espaciadas y eventuales, hasta casi interrumpirse totalmente. Y que la dirigencia terminó asumiendo que el gober no es uno de esos dirigente de activa participación partidaria. Pero muchos consideraban, y de ahí la ofensa y el enojo, que esta era una oportunidad para estar. Con un contexto serio, grave, extremo, que necesitaba la foto del apoyo monolítico a la ex presidenta.
Pero no estuvo. Como sí estuvieron Lucia y Gustavo, legisladores provinciales, funcionarios, y hasta la primera dama y diputada nacional, mostrando la unidad y el compromiso que, dicen con tirria, le faltó a Raul. Que solo hizo una publicación en X, donde no lo lee “ni perry” y para los compañeros es totalmente insuficiente. Muchos están muy enojados, al borde del quiebre. Justo en un año electoral, cuando se empiezan a mover las piezas en el juego por el 2027. Muy probablemente los compañeros se lo hagan sentir.