Una mayoría que da pocas garantías

El bloque oficialista en la Cámara de Diputados otra vez “hizo agua”. La fisura que atraviesa a la bancada del FDT volvió a filtrar durante la última sesión. Nuevamente las diferencias y la quita de apoyos internos se hizo notar con la ausencia de legisladores y una votación perdida. Y la oposición, en clara desventaja numérica, sacó tajada de la revuelta. Un nuevo episodio de la novela “una mayoría que no da garantías” y que empieza a preocupar al Gobierno de cara futuras votaciones.

La grieta que atraviesa el bloque del Frente de Todos ya se había hecho visible antes en dos oportunidades. La primera fue la más significativa y peligrosa para el Ejecutivo en términos parlamentarios. La cámara baja trataba el proyecto de autorización de toma de crédito y emisión de deuda, enviado por el gobernador Jalil. La ausencia de cinco diputados oficialistas (Daniel Lavatelli, Verónica Mercado, Armando Zavaleta, Hugo Corpacci, Armando López Rodríguez y Cintia Gambarella) hizo zozobrar la aprobación de la iniciativa, que necesitó del acompañamiento de la oposición para ser aprobada. 

El segundo episodio del culebrón tuvo más peso simbólico que práctico. Los mismos cinco diputados se ausentaron de la sesión, y el oficialismo no pudo reunir el quórum para sesionar. En esa oportunidad JxC capitalizó la situación para meter el dedo en la herida y hacer notar el quiebre. Fue el día que el Gobernador visitó la legislatura para reunirse con la presidenta de la Cámara, Cecilia Guerrero, el presidente del bloque, Marcelo Murúa, y el presidente de Asuntos Constitucionales, Augusto Barros. El grupo de los cinco diputados venía reclamando más participación y espacio en el trabajo político. Interpretaron que la no invitación a esa reunión fue una afrenta, y decidieron hacer notar el enojo. 

En el capítulo de este miércoles en la historia se invirtieron los roles. “Amor con amor se paga”, dice el refrán, y con la misma moneda le pagaron a los diputados corpaccistas justo cuando necesitaban de todos sus compañeros de bancada para aprobar una iniciativa. El proyecto en cuestión había sido presentado por el diputado Daniel Lavatelli, y proponía la intervención del municipio de Puerta de Corral Quemado por la condena por abuso sexual que tiene el intendente Enrique Aybar.

Fue la diputada Verónica Mercado quien pidió tratar sobre tablas la iniciativa, para lo que necesitaba dos tercios de los diputados presentes que, para el caso, fueron 34. Los 26 diputados que tiene el bloque oficialista, que además le da una mayoría automática, haría pensar que conseguir los 23 votos positivos que necesitaba para aprobar el proyecto de Lavatelli sería solo un trámite. Pero no, porque la grieta y las diferencias internas volvieron a disminuir al 

Los ausentes esta vez fueron Juan Carlos Rojas, Paola Fedeli, Ricardo Aredes, Maximimiano Rivera y Natalia Soria. Cinco votos con los que la iniciativa de Lavatelli, cuyo tratamiento fue mocionado por Mercado, habría conseguido una holgada aprobación. Pero que, por el contrario, con su ausencia hizo fracasar la iniciativa y volvió a atizar el enojo de Mercado y compañía con sus “compañeros” de bloque.

Es verdad que la pertenencia a un bloque parlamentario no implica una postura monolítica de todos su miembros, y que los disenso no sólo están permitidos, sino que también enriquecen el trabajo parlamentario. También es cierto que los diputados podrían tener sus faltas justificadas. Pero en este caso no pareció tratarse de una diferencia de criterios o posturas frente al tema. Más bien, pareció un desplante o simplemente una estrategia para hacer fracasar la iniciativa de Lavatelli.

Más allá de la trascendencia del asunto sobre el que se pretendía legislar, que demanda un análisis profundo y responsable, el nuevo episodio volvió disparar las alarmas para el Gobierno, que ya a esta altura se preguntará seriamente con cuántos diputados puede realmente contar cuando los necesite para votaciones trascendentales. Con la reforma de la constitución y del Estado en la agenda del mediano plazo para el Ejecutivo, el oficialismo deberá revisar si los números para afrontar esos procesos le son tan favorables. O si, más bien, la mayoría nominal del FDT no da garantías.

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