¿Zenteno firmó sin leer lo que firmaba?

La Municipalidad de Valle Viejo, incapaz de administrar dos escuelas, después de lamentarse y rezongar durante años encontró la solución mágica a sus problemas, que fue pedir que Provincia se hiciera cargo de sus escuelas.

La intendenta Susana Zenteno, que ganó las elecciones prometiendo que iba a “revalorizar” y “poner en valor” el Sistema de Educación Municipal, después pidió que se subvencionara a las escuelas chacareras como si fueran privadas, y como fracasó en todos sus proyectos a la primera oportunidad se lo sacó todo de encima, pero tampoco pudo cumplir este trámite.

Osea, digamos, como última opción quiso sacarse de encima al Sistema Educativo Municipal y mandarle todo el fardo a Provincia para que se arreglen ellos, pero ni eso pudo hacer.

Bien se dijo acá mismo que Zenteno vendía humo a lo loco y festejaba el traspaso como un éxito y un “logro histórico”, cuando la verdad es que no podía manejar las escuelas, ni garantizar las clases, ni pagar un sueldo digno a los docentes ni nada.

Pero ahora ya dejó atrás ese papelón y se fue a los subsuelos de la incapacidad, porque ni siquiera se pudo hacer cargo del papelerío del traspaso.

Claro, para entregarle todo a Provincia hacía falta lo mínimo y elemental, lo básico: “A ver, vos no podés, bueno, dale, me hago cargo, pero decime al menos cuántos docentes tenés, cuánta gente trabaja en las escuelas, cuánto están cobrando, la antigüedad que tienen, qué hay en las escuelas”.

Era eso nomás, y que el Concejo Deliberante aprobara el traspaso. Y asunto terminado.

Pero no, los datos no llegan, los papeles no se entregan, nadie sabe nada. Los primeros en quejarse fueron los concejales: los de la oposición, más vale, los oficialistas antes estaban convencidos de que los dirigía la sucesora de Corpacci y ahora creen directamente que el municipio lo maneja la reencarnación de Evita y no reclaman nunca nada.

Fueron los de la oposición que dijeron “No muchachos, todo bien con el traspaso, pero expliquen como es la cosa, así no podemos aprobar”.

Y nadie explicó nada. “Esto es una chicana política”, respondieron los olfas del municipio. No papá, no es una chicana, decime cuántos docentes pasan a Provincia, decime qué muebles hay en la escuela.

Para colmo ya pasó un mes de la “fiestita del traspaso” y no se traspasó nada. En Casa de Gobierno están recalientes porque lo hicieron ir a Raúl Jalil al acto, y quedó como un papa frita.

Entonces mandaron gente de Provincia al municipio, para aclarar las cosas. Y los Zenteno boys estaban chochos: “Bueno, nos vienen a defender, de diez”.

Y no, la gente de Educación ¡le dio la razón a los concejales de la oposición! “Y sí, tenían que presentar esto, esto y esto, y no presentaron ni mongo”.

Qué papelón. No hicieron nada, no se hizo el traspaso ni se puede hacer porque el municipio no presentó nada. “Háganse cargo ustedes”, ruega Zenteno. Y de Provincia le dicen “OK, Su, nos hacemos cargo, pero ¿de qué nos tenemos que hacer cargo? Por Dios decinos qué es lo que nos traspasás”.

“Y no sé, los docentes… son esas señoras que llegan de guardapolvo a la mañana”.

“Sí, pero cuántas son, quiénes son, qué hacen… ¿no leíste el convenio? Nos tenés que dar esa información”.

Es una película cómica de Porcel y Olmedo. Pero es real.

El catucho 

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