De tanto chupar las medias a Javier Milei, finalmente Catamarca recibió un ATN de 3.000 millones de pesos, una monedita interesante que llega de arriba y por fuera de la coparticipación, como gesto de buena voluntad ante tanta ayuda profesada desde esta provincia norteña a los planes libertarios.
El alineamiento de Raúl Jalil le ha costado palos de todos lados, de la prensa, del peronismo, de Cristina que lo llamó Judas y de medio mundo, pero no hay mal que por bien no venga, y ahora caen 3.000 millones del cielo.
Lo vergonzoso es el destino que se dará a esa guita, porque ya avisó Jalil que se usará para pagar aguinaldos. ¡Un papelón! Un aporte extra de Nación para cubrir gastos corrientes, para tapar un bache tan elemental como pagar sueldos, y que encima apenas cubre la mitad, porque en aguinaldos se van 6.000 millones.
El gobierno necesita un auxilio para pagar sueldos, para cubrir los desastres de los municipios, y encima se jacta de ser austero, repsonsable y ordenado. ¿De qué orden hablan si no alcanza ni para pagar sueldos? Porque desde enero sabe que tiene que pagar aguinaldo en junio y diciembre.
El COMPROMISO FEDERAL POR EL CRECIMIENTO Y LA DISCIPLINA FISCAL en la Ley 23548 determina sobre estos ATN que “la finalidad será atender situaciones de emergencia y desequilibrios financieros de los gobiernos provinciales”.
Desequilibrios financieros, lo dicen clarito, y Jalil dice a los cuatro vientos que tiene todo fantástico: “En Catamarca somos prolijos y austeros en el manejo del presupuesto, y nos estamos acomodando sin crisis”, le dijo a Clarín.
Algo no cierra muchachos, o están administrando bien o tienen desequilibrio, las dos cosas juntas no van. Alguien miente, una vez más.