¿Un merecido descanso?

Pasaron las elecciones primarias y el gobernador Raúl Jalil desapareció del planeta, o al menos de Catamarca. Ya en el homenaje a San Martín estuvo ausente, y en su grupito de aduladores a sueldo comentan que se fue de vacaciones al exterior. Obviamente se bajó la orden a los medios subordinados de no decir una palabra del viaje, y mientras tanto se dejó un encargado para subir huevadas al Facebook y las redes sociales.

Qué lindo un viaje al exterior, allá por el Norte donde está lindo el clima. Eso sí, otros comprovincianos no tienen la suerte de irse a vacacionar fuera del país.

Entre otras cosas, porque el kilo de papas se vende a más de 500 pesos, el kilo de carne casi a 4.000 pesos (o mucho más dependiendo el corte), porque la luz y el agua cuestan fortunas (y encima arrancaron los cortes en pleno invierno).

Mientras nos cuentan los millones de dólares que alguien se embolsa con el litio, en Catamarca la mitad de la población está hundida en la pobreza, endeudada y sin salida, a menos que formen parte de la casta gobernante, ese grupete de familias que se reparten índices del Estado, hacen negocios, compran propiedades, se llenan los bolsillos y la pasan bomba.

Mientras tanto, llegan las noticias de saqueos en Córdoba, Mendoza, Neuquén.

Mientras tanto el dólar se acerca a los 800 pesos, la moneda nacional se devalúa un 22 por ciento, los salarios se derrumban, la inseguridad crece, la droga arrasa y el país navega en la incertidumbre.

Pero acá hay tiempo para vacaciones. Hay que descansar. ¿De qué? Lo único que hizo en las semanas anteriores fue pasearse y sacarse fotos, asegurándose de que la prensa amiga lo mime a cambio de millonarias pautas publicitarias.

Una falta de sensibilidad total, pero también un acto de sinceridad: hace lo que piensa. No le importa nada. Nuestros problemas no son sus problemas.

El Catucho.

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