El entendimiento, impulsado por Washington, deberá ser aceptado por Hamás. Incluye un comité de transición liderado por Trump y la posible liberación de prisioneros palestinos.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunciaron este lunes un acuerdo en torno a un plan de paz para Gaza, que busca poner fin a casi dos años de guerra en el enclave palestino. El proyecto, propuesto por Trump, aún deberá ser ratificado por ambos gobiernos y, sobre todo, aceptado por el movimiento islamista Hamás, que mantiene el control en Ciudad de Gaza y retiene decenas de rehenes.
“Estamos muy cerca, quiero agradecer a Bibi por realmente involucrarse y hacer su trabajo”, afirmó Trump en una conferencia conjunta en la Casa Blanca, en la que no se aceptaron preguntas de la prensa. Netanyahu, por su parte, sostuvo que el plan permitirá “lograr los objetivos bélicos, traer de vuelta a los rehenes, desmantelar las capacidades militares de Hamás y garantizar que Gaza nunca vuelva a ser una amenaza para Israel”.
El acuerdo prevé la creación de un comité de transición presidido por Trump, en el que también participaría el ex primer ministro británico Tony Blair. Asimismo, contempla la instalación de una “fuerza de estabilización internacional temporal” una vez que Hamás sea desarmado. A cambio, Israel liberaría a más de 1.000 prisioneros palestinos, incluidos algunos con condenas a perpetua, según medios internacionales.
Sin embargo, el plan enfrenta serios obstáculos: sin la aprobación de Hamás, el entendimiento quedaría sin efecto. A pesar de la debilidad militar del grupo islamista, mantiene cautivos a 47 rehenes, de los cuales 25 son considerados muertos por el ejército israelí.
Trump ratificó el “apoyo total” de Washington a Israel en caso de que Hamás rechace el acuerdo, aunque también advirtió a Netanyahu contra nuevas acciones unilaterales, como la anexión de Cisjordania o los ataques a dirigentes de Hamás en países aliados como Catar.
La guerra en Gaza estalló tras el ataque del 7 de octubre de 2023 en el sur de Israel, que dejó 1.219 muertos y 251 secuestrados. Desde entonces, la ofensiva israelí ha devastado la Franja y provocado más de 66.000 muertes, según cifras oficiales palestinas.