Las tradiciones hay que mantenerlas y así lo entendieron en el Concejo Deliberante de Valle Viejo, que volvió al centro de la escena con escandaletes, como siempre.
Ahora que ya ni se lo nombra al Gallo Jalile, nada cambió: las peleas, denuncias y acusaciones parece que están en el Estatuto y se mantienen sin necesidad de la oposición.
Primero la lucha fue entre los compañeros Susana Zenteno, intendenta, y Abeto Barrionuevo, presidente del Concejo Deliberante. Claro, ahí la bronca venía de entrada, porque ellos se habían enfrentado en la interna, y las promesas de apoyo fueron declaraciones escritas en la arena de Fiambalá.
Se decía que Abeto había trabajado para el Gallo, vaya a saber, pero el tema es que cuando hubo que elegir autoridades en el CD rompió todo: arregló con los radicales, se quedó con la presidencia y a quejarse a Magoya.
Hubo una guerra abierta que duró meses, acusaciones de traición, lectura de reglamentos que obligan a darle la presidencia a un concejal que haya ganado la elección, reclamos judiciales y todo el circo. Pero Abeto tenía los votos y se quedó un buen rato, hasta que se fue y las aguas parecieron calmarse, pero sólo por un ratito.
Ahora había que renovar autoridades de vuelta, pero el peronismo ganó las elecciones, así que todo asomaba tranquilo, o al menos eso parecía.
Hete aquí que ahora se pelean Presidente y Vicepresidenta, que son los dos de Zenteno. Un papelón de película.
La disputa son nombramientos, adicionales y otras yerbas. Parece que la presidenta saliente y vicepresidenta entrante repartió algunos cargos y de paso cañazo le dio un adicional a su hermana, porque lo primero es la familia.
Entonces el presidente entrante se enojó, aparentemente porque quería esos lugares para repartirlos él.
Entonces el clima está espeso pero hasta ahí nomás: nadie puede protestar demasiado porque todos vienen acomodando sus familiares hace rato: la intendenta a quien era su pareja y a su hija en Córdoba, el actual presidente a su esposa, la anterior presidenta a la hermana, y así todos quieren prenderse de la teta del Estado.
¿Dónde terminará todo? Como siempre, con protestas de empleados, porque las autoridades tienen para repartir entre ellos, pero para los trabajadores sin contactos nada.
Compañeros, compañeros, siempre fuimos compañeros cantaba Donald… acá se tiran de los pelos aunque no haya radicales en el medio.