La confrontación en el seno del kirchnerismo ha abierto un debate inédito sobre el liderazgo y la dirección futura del movimiento. Sin embargo, la discusión no se centra en si Cristina Kirchner debe formar parte del proyecto peronista, sino en cuál será su rol en el proceso político y electoral. Nadie cuestiona la importancia de la ex presidenta, pero algunos plantean la necesidad de redefinir su lugar en la conducción del espacio.
Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires, y Ricardo Quintela, gobernador de La Rioja, han iniciado el camino hacia una discusión sobre el liderazgo de CFK. Sin grandes gestos ni confrontaciones abiertas, han planteado con sutileza la necesidad de revisar la conducción, un movimiento que tomó por sorpresa a muchos en el kirchnerismo. La puerta que abrieron parece difícil de cerrar.
La incertidumbre dentro del peronismo es evidente, y el desconcierto por la crisis interna se hace palpable. La conducción de Cristina Kirchner ha entrado en un proceso de revisión, con desenlace incierto. Aunque algunos anticipaban que esto sucedería, no esperaban que fuera Kicillof quien liderara el cuestionamiento. Para muchos, el interrogante persiste: ¿se atreverá realmente a enfrentarse a la jefatura política de la ex presidenta?
“Axel no se va a animar, cuando lo llame Cristina, se alineará”, opinó un intendente del conurbano. Sin embargo, las decisiones recientes de Kicillof parecen contradecir esa idea, alejándose de la teoría de una subordinación automática al liderazgo de CFK.
Desde sectores críticos, se sostiene que el liderazgo de Cristina Kirchner solo caerá si alguien la derrota en las urnas, ya sea compitiendo como candidata o respaldando una lista opuesta. Los rumores sobre la posibilidad de dos listas peronistas en las próximas elecciones alimentan la expectativa de una disputa abierta.
En el entorno de Kicillof se percibe que La Cámpora busca evitar el crecimiento del gobernador, limitando su liderazgo y obstaculizando su ascenso dentro del movimiento. “Quieren que si Axel llega al 2027, lo haga lo más debilitado posible. En el jardín de Cristina, quieren que la planta más fuerte sea Máximo”, afirmó un dirigente cercano a Kicillof.
En medio de estas tensiones, el mandatario bonaerense ha mantenido su postura, evitando ceder ante las presiones para apoyar públicamente a Quintela o a Cristina en la interna del PJ. La relación entre Kicillof y La Cámpora se ha deteriorado, y las declaraciones recientes de Máximo Kirchner han evidenciado el enfriamiento de los vínculos.
La disputa por el liderazgo en el kirchnerismo se perfila como un hito decisivo para el futuro del peronismo. Si Cristina revalida su posición, su liderazgo saldrá fortalecido; si Kicillof logra imponerse, marcará un cambio de era en el espacio, con un nuevo ciclo que podría redefinir las prioridades y el rumbo del movimiento.