Se fue el irremplazable Hernán Colombo, pilar de todos los gobiernos desde tiempos… no sabemos bien, porque fue vicegobernador del Frente Cívico y Social y siguió hasta Raúl Jalil, capaz que estaba desde el gabinete de Avellaneda y Tula –habría que confirmar el dato-. Lo cierto es que el hombre que se amoldaba como el agua y convivía con radicales y peronistas sin drama, el hombre que canta todas las marchas y sabe hacer equilibrio como los gatos para caer siempre parado, ahora se fue.
¿Qué va a ser del Estado catamarqueño? Es una incógnita. ¿Quién armará los debates para analizar cómo analizar qué se debería hacer el día que se haga algo? Colombo lo sabía todo, autor de 6.318 planes estratégicos y 2.714 manuales de cómo hacer planes estratégicos y planificación de las planificaciones consensuadas en reuniones superadoras para la definición de políticas evaluativas de consideración de posibles metas a diseñar.
Un maestro de la función pública que logró sobrevivir décadas y décadas. Colombo lleva tanto tiempo en el Estado que para el Rubén Dusso es un chico que está empezando.
No lo quieren los radicales ni los peronistas, pero todos le dan un cargo y una oficina, siempre en espacios clave y determinantes, espacios imprescindibles como el Consejo Político, Económico y Social (Copes), esa maravilla del Estado que tanto ha dejado para beneficio de catamarqueños como… Hernán Colombo.
Habrá que borrarlo a Hernán de los inventarios, porque parece que ya no está: demolieron la Sociedad Española, la Manzana del Turismo y ahora se va Colombo. Ya no se respetan instituciones ni reliquias.
Para colmo se fue enojando y disparando munición pesada contra sus colegas. Al diablo el diálogo y la diplomacia, que después de todo es el gran negociador pero después de 70 años hasta el más bueno se cansa.
“Del Copes que está funcionando en este momento yo no soy parte. Puede llegar a coordinar estos esfuerzos, pero quien tiene que decidir cómo quiere vivir es la gente, si se quiere hacer una reforma en serio… Ahora, si es una entre gallos y medianoche, no sirve para nada, no tiene importancia”, dijo Colombo. Y coincidimos plenamente con él en esto último: el Copes no sirve para nada.
El correligionario compañero aliancista aportó claridad al analizar también que “no hay interés real por reformar la Constitución, es un enunciado nomás. El interés real es cuando se dice ‘vamos a hacer la reforma’ y convoco a las fuerzas políticas, sociales y económicas a que trabajemos la reforma. Al Copes, el Gobierno lo desactivó, lo tiene medio muerto, no le da la entidad que debe tener, por eso me fui. No quiero faltar el respeto a los que están, gente seria, pero si el Estado no le da lugar, no se puede trabajar”.
Como despedida, Hernán le pegó un par de cachetazos a Jalil, quizás para seguir el ejemplo de Juan Carlos Ledesma, que fue el iniciador de la moda: “Veo una repartija de cargos, no veo un cambio de políticas, todo sigue igual abajo, gente que se acomodó. Veo gente acomodada, mayor cantidad de ministerios, otra gente que bajaron y pusieron de gerente. Son planeros de lujo, porque no escuché cuál es la política que va a llevar a cabo cada uno de ellos”.
¡Tuyyyy! Se calentó Colombo con los funcionarios que no hacen nada. Es como dicen, no hay peor cuña que la del mismo palo.