Sobre los vacunados VIP

Esta semana circuló en Catamarca una supuesta lista de vacunados VIP, incluyendo a funcionarios, legisladores y familiares del círculo de poder.

Este Catucho se refirió a la noticia en una de las habituales columnas, y muchos de los involucrados respondieron, generalmente a través de redes sociales.

Algunos de buena manera, otros de mala manera, se despegaron del caso y aseguraron que la nómina era falsa, que se habían vacunado cuando correspondía, que habían recibido dosis de otro laboratorio y hasta que seguían esperando su turno.

Como pasa bastante seguido, no faltaron los que se enojaron con esta columna, porque siempre lo más fácil es pegarle al cartero.

Lo cierto es lo que se dijo: que la lista circula y salió del propio gobierno. No la inventamos nosotros, y ahora que la tecnología lo permite (como se mostró en casos de convocatoria a saqueos, por ejemplo), bien pueden comprobarlo rastreando su origen hasta determinar quién la divulgó.

Pero al margen de nombres y versiones, el único responsable es el propio gobierno, que jamás dio a conocer la lista oficial de vacunados. Han pasado casi ocho meses desde que llegaron las primeras dosis, y al menos una decena de veces se reclamó esa información, que siempre se ocultó.

Algo tonto porque, en definitiva, son ellos mismos las que la arman y pueden dibujarla como quieran. Pero no, optaron por el silencio, y aquí están las consecuencias.

Quizás les sirva la lección para aprender que no se puede gobernar en secreto, ni se puede elegir qué se va a dar a conocer y qué no. No son una empresa privada, son el Estado, manejan la cosa pública, y deben rendir cuentas de los actos de gobierno.

No son los dueños de las vacunas. Pero si les resulta más cómodo ofenderse y acusar, adelante, no hay problemas.

Si desaparecen frascos de vacunas y los encuentran de chiripa en un operativo antidrogas, la culpa es de los medios que publican la información.

Si se regalan un aumento millonario para funcionarios, con sobresueldos disfrazados de adicional, la culpa es de los medios que publican la información.

Si se arman una Corte de Justicia a medida con militantes y funcionarios propios, la culpa es de los medios que publican la información.

Si ponen en el Tribunal de Cuentas al exministro de Hacienda para que controle su propia gestión, la culpa es de los medios que publican la información.

SI prohíben los nombramientos en el Estado después de nombrar cientos de familiares, la culpa es de los medios que publican la información.

Si no hay plata para aumentarle a los docentes pero gastan 9 millones de dólares en la compra directa de un avión que se puede conseguir por menos de la mitad del precio, la culpa es de los medios que publican la información.

Si se le paga una fortuna para arreglar un estadio inútil a la misma empresa que cobró una fortuna por construirlo mal, la culpa es de los medios que publican la información.

Si se inventan empresas pseudoestatales deficitarias para filtrar millones del presupuesto sin control de gastos, la culpa es de los medios que publican la información.

El Gobierno marcha sobre nubes de rosas, libre de pecado original, inmaculado y puro.

La visión del catucho

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