A pesar del intenso calor de la jornada, miles de peregrinos y devotos celebraron a la Inmaculada Concepción del Valle. El obispo pidió a la Virgen especialmente por las vocaciones al matrimonio y la vida consagrada.
Con el traslado de la Imagen de la Pura y Limpia Concepción del Valle desde el altar levantado en el Parque Adán Quiroga -desde donde presidió los actos litúrgicos en su honor a partir de la tarde del martes 6- hasta el lugar por donde pasarían sus hijos para homenajearla, acompañada por la imagen del Beato Mamerto Esquiú, a las 18.00 comenzó la tan esperada ceremonia mariana.
El agobiante calor no fue impedimento para que una enorme multitud de peregrinos y devotos de la Madre dijeran presente en una imponente manifestación de fe y amor. Así, comenzó el desfile ante Nuestra Señora del Valle y el Beato Mamerto Esquiú, de integrantes de parroquias, movimientos e instituciones eclesiales, organismos públicos, fuerzas de seguridad, agrupaciones gauchas, peregrinaciones de distintas provincias, misachicos, con sus respectivos estandartes o pancartas que los identificaban, portando imágenes de la Virgen y de sus santos patronos. Abundaron gestos que evidenciaban el amor filial de tantos hijos que la saludaban con pañuelos, emocionados, agradecidos, reconfortados. Niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos fueron pasando frente a la Sagrada Imagen. Personas en sillas de ruedas, familias con bebés en brazo o en cochecito, algunos arrodillándose frente a Ella y muchos con las cámaras de los celulares registraban estos momentos inolvidables.
Los rezos, cantos y meditaciones, que se escuchaban en todo el extenso óvalo del Parque, acompañaban este caminar de las delegaciones que transitaban por su perímetro.