Marchan a la velocidad de la luz los rumores en Casa de Gobierno, y ya se instaló con fuerza la idea de que al fin le van a cumplir el sueño a Isauro Molina: sería nombrado ministro de Educación.
El “Taro” lograría así llegar al cargo al que le apuntaba antes de que nombraran a María Julia Acosta, a José “Chino” Ariza, a Daniel Gutiérrez, a Francisco Gordillo, a Andrea Centurión. Persevera y triunfarás, podrá decir si es que se cumple la profecía de los Nostradamus del poder.
Si se cumple, el “Taro” seguiría los pasos de su padre, que también fue ministro en las épocas de Ramón Saadi.
Claro que en Educación hay una ministra, la abogada Centurión… ¿qué será de ella? Dicen unos que pasaría al ministerio de Gobierno, el lugar que hoy ocupa Jorge Moreno. Otros apuestas que ahí recalará Dalmacio Mera.
¿Y dónde iría Moreno? Se rumorea que al Tribunal de Cuentas, donde lo espera otro exministro, Sebastián Véliz.
Se mantiene así la tendencia del interminable Club del Trueque, y si se confirman las próximas modificaciones del plantel original de 17 ministros (ahora son 18) quedarían como únicos sobrevivientes Aldo Sarquís, Eduardo Niederle, Eugenia Rosales, Alberto Kozicki, Susana Peralta, Lisandro Álvarez, Fidel Sáenz.
Los demás se fueron repartiendo en otros cargos, como la Corte de Justicia, el Tribunal de Cuentas, las Caja de Prestaciones, bancas legislativas o intendencias.
Esto comprueba que el manejo de la cosa pública está siempre en las mismas manos, y hay un grupo que se va intercambiando cargos, pasan de un lugar a otro pero nunca cortan el cordón umblical con el Estado, y por eso es tan común en Catamarca que los políticos más conocidos y otros no tan conocidos, acumulen esas trayectorias de medio siglo.
Son como cargos vitalicios: llegan para quedarse y no se van más, sean que los elijan por el voto o sean designados.
Eso es malo, porque se le pide a la gente que participe, pero la “participación” es siempre: “votame para que siga yo”. Un ciudadano común no llega al poder con ningún partido, si no es parte de la red de amistades y conexiones. Y los que están ahí, no salen ni a palos.
Gobernadores, legisladores, ministros, ninguno deja su lugar si no tiene otro asegurado para mantener su status de vida. Y si no les pueden dar un cargo, les aseguran un índice para que sigan cobrando, que después se transforma en planta permanente.
¿Cuántos hay que estuvieron un par de meses trabajando, desaparecieron y siguen cobrando de por vida?
Pasaron las elecciones, se viene otro reparto de torta. Adiviná qué te va a tocar a vos que votaste: nada.