Miguel Ángel Russo enfrentó los micrófonos en la antesala del segundo compromiso de Boca en el Mundial de Clubes y dejó varios títulos. El técnico evitó confirmar la formación para el cruce ante Bayern Múnich —este viernes a las 22 en el Hard Rock Stadium—, pero envió un mensaje claro al plantel tras las expulsiones en el debut ante Benfica: “Hay que mantener la cabeza fría. Tenemos que empezar con 11 y terminar con 11”.
El empate 2-2 frente al conjunto portugués dejó sensaciones divididas. Russo reconoció aspectos positivos, pero también apuntó a lo que el equipo debe corregir con urgencia: “El otro día hubo cosas buenas y otras a mejorar, como cualquier partido. Pero estamos bien. Tuvimos mucha cabeza y eso fue importante”.
El disgusto del DT estuvo dirigido especialmente a Nicolás Figal, quien fue expulsado por una dura infracción a Florentino Luís: “Lo de Herrera lo entiendo, porque no le gusta salir. Pero lo de Figal es completamente distinto. Cuatro fechas me parecen muchas”. La sanción lo obliga a rearmar la defensa, en un contexto donde cada ficha cuenta.
Russo evitó confirmar el once inicial y mantuvo el misterio: “La formación no la tengo ni yo. Vamos a esperar hasta mañana a la mañana. En estos torneos, tenés que ver cómo se levantan los jugadores”. Las ausencias obligan a mover piezas, y el margen de maniobra no es amplio.
Todo indica que Lautaro Di Lollo ocupará el lugar de Figal en la zaga, mientras que Tomás Belmonte se perfila para suplir a Ander Herrera en el medio. Otra variante posible es el ingreso de Malcom Braida por Kevin Zenón, en una decisión que respondería a cuestiones tácticas.
“La expulsión de Figal nos limita un poco. Vamos a ver cómo están los chicos nuevos del club. Entrenaron bien. Entre esta noche y mañana vamos a tomar decisiones”, añadió Russo, quien reconoció que el plantel corto complica la planificación. “Hay chicos que están listos para jugar, pero hay que ver cómo están. Me vivo equivocando y aprendo, gracias a Dios”, reflexionó.
Bayern, el rival que impone respeto pero no miedo
Consciente del poderío del equipo alemán —que viene de golear 10-0 a Auckland City—, el entrenador analizó con detalle al próximo rival: “No es un rival fácil, tiene mucho volumen de juego e intenta siempre. Son fuertes en la pelota parada y tienen diversidad de formas. Hay que estar lo mejor posible”.
Sin embargo, lejos de resignarse, Russo apeló a la mentalidad competitiva que quiere ver en su equipo: “Es un equipo importante, pero que también deja espacios. Esto es fútbol y hay distintas formas de verlo. Hay que intentar competir”.
El respaldo al fútbol sudamericano y la mística de Boca
En el tramo final de la conferencia, el técnico de Boca rescató el peso histórico del fútbol de la región y el valor agregado que le aporta la hinchada xeneize al equipo: “La gente de Boca tiene algo muy fuerte, lo lleva como algo natural. El fútbol sudamericano compitió siempre. El resto del mundo nos respeta por muchas cosas. Jugar con equipos de Sudamérica es complicado”.
A horas del partido más desafiante hasta ahora en el Mundial de Clubes, Russo insiste en lo esencial: foco, orden y templanza. La historia y el escudo pesan, pero también la necesidad de mostrar carácter en el momento justo.