La vacuna experimental de la Universidad de Oxford contra el COVID-19 es “segura y genera inmunidad”, 56 días después de haber sido dada. Estos son los primeros resultados de los tests experimentales de su primera fase. Podría estar lista para fin de año.
Se trata de la primera esperanza concreta para poner fin a la pandemia del coronavirus en el mundo. Los científicos consideran que los efectos aún puede ser mejores después de una segunda dosis de la vacuna -hasta llegar a un 100 por ciento de efectividad- administrada 28 días después de la primera inyección.
Los resultados de esta primera fase fueron publicados este lunes en la revista médica The Lancet y presentados al mediodía de la Argentina en una rueda de prensa global, de la que participó Clarín.
El efecto de la vacuna es medido por un aumento de los anticuerpos y células T, generados en la sangre de los voluntarios que se prestaron al experimento. Se comprobó que las personas que recibieron la vacuna llegaron a generar tantos anticuerpos como genera una persona que enfermó y se curó de coronavirus.
Según explicó Pascal Soirot, CEO de AstraZeneca, en la conferencia de prensa global de este lunes, se pudo observar que con la primera dosis el 91% de los participantes desarrollaron actividad neutralizante contra el coronavirus, y que con la segunda dosis esa tasa alcanzó al 100%. “Son buenos resultados, pero la fase tres de la investigación dará mayor información sobre la durabilidad de esos anticuerpos”, sumó.
En la conferencia de prensa se destacó la velocidad a la que no sólo la Universidad de Oxford y AstraZeneca sino también otros laboratorios y equipos científicos trabajan en el desarrollo de una vacuna: es que la secuenciación genética del SARS-CoV-2 se obtuvo hace apenas seis meses, en enero.
Las dosis de la vacuna llamada AZD1222 fueron dadas a 1.077 adultos de entre 18 a 55 años, en cinco hospitales británicos, en abril y mayo, como parte de la primera fase clínica desarrollada por el laboratorio AstraZeneca y los científicos de la Universidad de Oxford.
Comparados con el grupo de control, a quien le dieron una vacuna contra la meningitis, la vacuna del Covid 19 causó efectos colaterales menores (como cefalea, febrículas y dolor muscular) que según describieron los expertos pueden ser reducidos si se toma paracetamol.
La mayor cantidad de tests de la tercera fase se están realizando en Brasil y Sudáfrica, donde las infecciones son altas y sería posible que las personas vacunadas individualmente tengan menos predisposición a contagiarse coronavirus que otras.
Esos voluntarios han sido vigilados durante ocho semanas después de la inmunización. No se sabe aún qué cantidad de anticuerpos pueden generar en seis meses. En la rueda de prensa, Menelas Pangalos, vicepresidente ejecutivo de AstraZeneca, sostuvo: “Somos optimistas respecto de que la durabilidad de los anticuerpos podría oscilar entre uno y dos años, pero hay que esperar resultados más detallados”. A la vez, destacó que en un principio, hasta que la pandemia esté más controlada, “sería ideal administrar dos dosis a cada persona que reciba el tratamiento”.
“Nosotros esperamos que el sistema inmunológico recuerde al virus y nuestra vacuna proteja a la gente por un período extendido. Pero necesitamos más investigación para confirmar que, efectivamente, protege contra el SARS-CoV-2 y por cuánto tiempo”, dijo el profesor Andrew Pollard, en su artículo en The Lancet
“El sistema inmunológico tiene dos maneras de encontrar y atacar los patógenos: los anticuerpos y las respuestas de las células T. Esta vacuna intenta inducir ambos en el cuerpo así como atacar las células infectadas”, explicó el profesor, que está liderando el estudio para encontrar una vacuna en la Universidad de Oxford.
La vacuna podría proteger contra la infección. Los científicos aceptan que puede reducir la severidad de la enfermedad.
“Todavía hay que continuar con mucho trabajo antes que podamos confirmar que nuestra vacuna ayuda a manejar la pandemia del Covid 19. Pero estos resultados iniciales son prometedores”, consideró la profesora Sarah Gilbert, que es coautora del estudio en la Universidad de Oxford.
“Así como tenemos que testear nuestra vacuna en fase tres, tenemos que aprender más acerca del virus. Por ejemplo, no sabemos cuán fuerte es la respuesta inmunológica que debemos provocar para efectivamente proteger contra la infección del SARS-CoV-2”, continuó la doctora Gilbert.
“Si nuestra vacuna es efectiva, nuestra opción es prometedora porque puede ser producida a gran escala”, precisó. AstraZeneca es el laboratorio que la desarrollará, incluyendo otros alrededor del mundo. El Gobierno británico ya se ha asegurado 100 millones de dosis de la vacuna, con la esperanza de obtenerlas a fin de año.
El método del gobierno británico fue conseguir partenariados con compañías farmacéuticas, incluidos los 30 millones que va a desarrollar BioNTech y Pfizer y 60 millones de Valneva, que es una fábrica que está en Escocia. En la rueda de prensa global Pascal Soirot sostuvo que, en caso de que el tratamiento sea producido a escala industrial, existe el compromiso de elaborar 2.000 millones de dosis sin fines de lucro durante la pandemia: ya hay organizaciones del Reino Unido, la Unión Europea, Estados Unidos, Rusia y la India comprometidas a participar. A la vez, hay conversaciones con Japón y Brasil y podrían ampliarse los países asociados.
El gobierno británico consideró los avances de la Universidad de Oxford como “un avance importante”. En un tuit, el primer ministro Boris Johnson felicitó al equipo: ”Un enorme ‘bien hecho’ a nuestros brillantes científicos e investigadores de la Universidad de Oxford”, escribió.
Por el momento, la Universidad de Oxford lidera el avance de la investigación para conseguir una vacuna. Pero también está la del Imperial Collegue en Gran Bretaña. La investigación está siendo realizada por el profesor Robin Shattock, que comenzó el test de su vacuna y ha sido urgido por el gobierno a que lo haga en Gran Bretaña.
En una entrevista exclusiva con Sky News, el profesor Shattock admitió que el gobierno desea que el desarrollo sea en el reino porque la administración de Donald Trump insiste en que debe ser usada primero para proteger a los norteamericanos.
“Una de las cosas que suena inquietante es el nacionalismo de querer comprar las cosas antes. Por suerte no estamos haciendo nuestra vacuna en Estados Unidos. Es una política deliberada. Es algo que estamos alentados a hacer por el gobierno británico, para estar seguros de la capacidad de manufactura de Gran Bretaña. Sería ‘naive’ no reconocer que va a haber una lucha para mostrar la primera vacuna que funciona en el mundo. Pero es importante que tenga equitativo acceso global”, dijo el profesor Shattock a Sky News.