El Fondo Monetario Internacional expresó particular preocupación por la sequía, que según anticipa podría “poner en peligro” el desarrollo del programa y el cumplimiento de las metas, al mismo tiempo que recomendó al Gobierno no repetir experiencias como la del dólar soja, a la que le reconoce haber ayudado para cumplir objetivos de acumulación de reservas pero a costo de “distorsiones” en la economía.
Además, el organismo dirigido por Kristalina Georgieva puso el ojo en el año electoral y en las presiones que podría haber para aumentar el gasto público, lo que podría alejar al Poder Ejecutivo de las metas de reducción del déficit primario. Fueron algunas de las conclusiones a las que llegó el informe del staff que fue aprobado este jueves por el directorio del FMI y publicado por la noche.
En un comunicado en el que se oficializó la aprobación de la revisión del tercer trimestre, Gita Gopinath, subdirectora gerente del FMI, reconoció que “están comenzando a dar sus frutos” las medidas aplicadas por el Gobierno. “En un contexto de desafíos externos e internos, las políticas implementadas, incluido el endurecimiento de las medidas fiscales y políticas monetarias, están conduciendo a una reducción de la inflación, así como a mejoras en la balanza comercial y la cobertura de reservas”, sostuvo.
No obstante, la representante del FMI señaló que los desequilibrios macroeconómicos de la Argentina aún persisten y advirtió que “las condiciones económicas siguen siendo frágiles”. De hecho, sostuvo que será crítico continuar con la ejecución mejorada del programa para tener “un ancla para la estabilidad”.
El staff report discutido en el directorio y publicado este jueves profundiza el análisis. La sequía, en ese sentido, aparece como uno de los riesgos centrales que identifica el organismo. “La intensificación de la sequía en curso podría reducir las exportaciones agrícolas y las entradas de divisas, avivando la inflación y poniendo en peligro los objetivos del programa. Los riesgos de implementación del programa siguen siendo elevados dada la muy compleja situación económica, social y política interna”, mencionó.
“El descontento social podría aumentar y el apoyo político al programa podría disminuir, especialmente a medida que se acercan las elecciones. En este contexto, la planificación de contingencias y la adecuación ágil de políticas serán fundamentales para salvaguardar la estabilidad y asegurar el cumplimiento de los objetivos del programa. El Fondo sigue afrontando importantes riesgos”, continuó el staff report.
La consecuencia central que tendría la sequía sería la de reducir el flujo de ingreso de reservas, lo que dispararía, según la hipótesis del Fondo, distintas consecuencias en la macro. “La planificación de contingencias y el ajuste ágil de políticas, incluido un mayor endurecimiento de las políticas si se materializan los riesgos, serán fundamentales para salvaguardar la estabilidad macroeconómica. Los esfuerzos serán esenciales para mantener un amplio apoyo político para el programa y su estrategia de financiamiento”, apuntó el equipo técnico del Fondo.
Respecto al dólar soja, la medida que tuvo lugar en septiembre y ahora, a lo largo de diciembre, y que actúa como columna vertebral para cumplir con las metas de acumulación de reservas y fiscal a través de mayor recaudación de derechos de exportación, es una medida que el Fondo considera “distorsiva” y que no recomienda continuar en lo sucesivo.
“La dependencia de medidas ad hoc y distorsionadoras, incluidas las restricciones cambiarias y las prácticas de múltiples monedas (entre las que considera al dólar soja), debe evitarse en el futuro, ya que no son una forma adecuada de abordar los desequilibrios macroeconómicos”, advirtió el FMI. Además, alertó que su repetición disminuye su posibilidad de éxito.
“En última instancia (estas medidas) podrían resultar contraproducentes: la complejidad cada vez mayor socava la aplicación y fomenta la búsqueda de rentas, al tiempo que aumenta la expectativa de que se implementarán medidas similares en el futuro. En este contexto, deben minimizarse en el futuro y debe buscarse un plan para su racionalización y relajación gradual tan pronto como las condiciones lo permitan y la cobertura de reservas se fortalezca para facilitar el acceso oportuno a los mercados de capital internacionales”, aseguró el staff del Fondo Monetario.
Respecto a la dinámica política de 2023, año de elecciones presidenciales, el Fondo Monetario apuntó que “los riesgos de implementación del programa siguen siendo elevados dada la muy compleja situación económica, social y política interna. El descontento social podría escalar aún más, debilitando el apoyo político al programa y provocando desviaciones de las políticas y medidas intervencionistas, especialmente antes de las elecciones. La planificación de contingencias y la formulación ágil de políticas seguirán siendo esenciales para ayudar a cumplir los objetivos del programa, y es posible que sea necesario endurecer aún más las políticas en caso de que se materialicen los riesgos”, dijo el staff. “Sigue siendo esencial un amplio apoyo político para el programa, especialmente a medida que se acercan las elecciones”, planteó.
Sobre la inflación, el FMI aseguró que “perdió algo de impulso desde julio, pero las presiones siguen siendo fuertes”. “El personal técnico considera que una moderación de la inflación a alrededor del 60 por ciento para fines de 2023 es factible con la implementación continua de políticas decisivas, pero el riesgo de que persista una inflación más alta es significativo por la inercia y la incertidumbre”, continuó.
“Se prevé que la inflación disminuya de alrededor del 5% mensual para fines de 2022 (97% interanual) a alrededor del 3,5% mensual para fines de 2023 (60% interanual), respaldada por la implementación continua de medidas macroeconómicas estrictas. El proceso es gradual, incluso a mediano plazo, lo que refleja los desafíos inusuales de la alta inercia y la débil demanda de dinero, así como la necesidad de corregir los desajustes de precios relativos (por ejemplo, energía) y apuntalar la competitividad del tipo de cambio real”, cerró el staff.