Los tres grupos que representan a los principales acreedores de la Argentina ya comenzaron a trabajar; y, afirman, antes del jueves de esta semana presentarán una propuesta formal al Gobierno argentino.
El ministro de Economía la debería recibir, en secreto, para su evaluación (y seguro rechazo), para luego realizar una nueva oferta que, se supone, será la última. Y la que, con matices, debería sellar el pacto entre el país y los acreedores para antes del 22 de mayo cerrar un acuerdo por los casi u$s68.000 millones que negocia el país por títulos públicos emitidos bajo legislación extranjera.
Los tres grupos que están trabajando en la propuesta que será presentada en sociedad en horas son el Grupo Ad Hoc (el más importante) y formado por la UTE BlackRock, Templeton, Ashmore y Fidelity y que afirman tener casi el 25% del total de los bonos en negociación; el Comité de Acreedores de Argentina (ACC) liderados por el fondo Monarch y que asegura concentrar el 15% de la emisión de pasivos; y el Grupo de titulares de Bonos del Canje, con el 10% de representatividad y liderados por un estudio de abogados (Quinn Emanuel Urquhart &Sullivan LLP) ignoto en estas tierras y casi sin bonos bajo su jurisdicción, pero que demostró gran capacidad de movilización en las redes al abrir un canal de debate vía Twitter consultado por más de 1.500 usuarios en los últimos días y que habilitó luego la creación de un sitio web llamado argentinaexchangebondholders.com.
La clave del éxito de los tres grupos de acreedores fue que durante las últimas dos semanas lograron mantenerse trabajando coordinadamente y con posiciones pétreas e irreductibles en contra de la aceptación de la oferta de Guzmán, lo que determinó que la aceptación final sea casi nula en cuanto a los acreedores externos. Y que la suma final sólo haya alcanzado un 18,6% (guardada bajo estrictos silencios) de los privados. Esta negativa perfectamente coordinada y a prueba de presiones de los más altos rangos mundiales (el Papa, el FMI y un seleccionado de economistas de amplio prestigio internacional) fue lo que derivó en que la aceptación fuera tan baja y en la necesidad de reflexión de Economía para que abriera una nuevo canal de diálogo.
Este se inauguró el domingo y, según las fuentes de los bonistas, se trata de una vía de comunicación con el Gobierno argentino absolutamente respetuosa y con promesas conjuntas de “buena fe”. El ámbito negociador está siendo coordinado por el banco asesor Lazard y el estudio de abogados contratado por la Argentina Cleary Steen Gottlieb & Hamilton (CGS&H); y, por ahora, logró que los tratos entre los funcionarios argentinos y los representantes de los privados haya cambiado de tono, pasando de las críticas y las desconfianzas a la buena voluntad y profesionalismo. Esto aunque las partes continúen igual de lejos de un acuerdo que el viernes de la semana pasada.