Relaciones carnales

A comienzos de los ’90, Carlos Menem no sabía qué hacer para demostrar su amor incondicional y sometimiento total a Estados Unidos, y el que dio en la tecla fue su canciller Guido Di Tella, que definió el vínculo que buscaba Argentina como “relaciones carnales”. Argentina se lo tomó en serio, tanto que hasta envió fragatas a Kuwait para apoyar una de las tantas guerras en que se meten los norteamericanos. Así, a todo o nada, para que no queden dudas, jugó Menem.

Lo mismo está haciendo ahora Raúl Jalil con Javier Milei, sobreactuando una devoción total por el libertario, sin perder oportunidad de abrazarse y fotografiarse con quien sea de Casa Rosada y alrededores.

Scioli, Caputo, Francos, Bullrich, Villarruel, todos son los nuevos amigos de Jalil, que invita a todos a la provincia, les vota lo que piden y va donde lo llamen.

Optimista profesional, sumiso por vocación, lo de Jalil no es tan tan tan novedoso. Allá por los 90, el gobernador radical Arnoldo Castillo también presumía de ser el “mejor alumno de Cavallo”, cuando el menemismo recortaba el Estado y privatizaba sin asco.

Pero de la estrategia al chupamedismo hay un trecho muy corto, y el Gobierno catamarqueño ya se pasa de rosca, por ejemplo, con la encuesta que hizo publicar, que dice palabras más, palabras menos, que la gente cada vez quiere más a Milei, cada vez quiere más a Jalil, y está feliz de que se lleven tan bien.

La verdad, da vergüenza ajena lo del gobierno, creyendo que la gente es estúpida. Dicho sea de paso, un día sería emocionante que informen cuántos millones pagan por esas encuestas pedorras y de dónde sale la plata.

Ya sabemos que lo de Jalil no se puede tampoco tomar muy en seiro, porque no es serio. Ayer aplaudía que Massa sacaba Ganancias, hoy aplaude que Milei pone Ganancias, ósea, el muchacho aplaude todo. No se lo puede analizar, no tiene convicción de nada.

El gran detalle acá es que se supone que Jalil es peronista. Al menos, lo votaron los peronistas y fue candidato por el peronismo. Y el peronismo y Milei se parecen más o menos como los tiburones y las mariposas. Nada que ver, lo que unos aman, el otro lo odia.

No sabemos dónde ni a quiénes le hicieron esa encuesta de propaganda, pero seguro que muchos peronistas no encuestaron, porque no están muy felices que digamos. A lo mejor, en vez de pagarle a gente de afuera para que le cuente qué pasa en la provincia, Jalil tendría que meterse en algunos grupos de WhatsApp de compañeros, donde le dicen de todo menos bonito.

El catucho 

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