Récord de morosidad: crece el endeudamiento de las familias y preocupa al sistema financiero

La morosidad de los hogares argentinos alcanzó en septiembre el 7,3%, el nivel más alto desde 2010, según el Informe sobre Bancos publicado este jueves por el Banco Central (BCRA). Con este dato, el sistema acumula 11 meses consecutivos de suba en el ratio de irregularidad, una señal de deterioro sostenido en la capacidad de pago de las familias.

El incremento se concentró principalmente en dos líneas de financiamiento: préstamos personales, cuya morosidad saltó del 8,2% al 9,1%, y tarjetas de crédito, que avanzaron del 6,7% al 7,4%. Los créditos prendarios registraron una leve alza, mientras que los hipotecarios se mantuvieron estables en 0,9%, uno de los niveles más bajos del sistema.

Este deterioro ocurre en un contexto de tasas de interés elevadas, que encarecieron el financiamiento durante la mayor parte del año. En septiembre, la tasa promedio para préstamos personales trepó al 82%, muy por encima de la inflación esperada a 12 meses, que ronda el 20%. Recién tras las elecciones comenzaron a verse señales de alivio, aunque todavía insuficientes para revertir la tendencia.

Según destacó el BCRA, los préstamos personales registraron en octubre su primera caída mensual real (-0,3%) desde marzo de 2024. En el caso de las tarjetas de crédito, el financiamiento mostró una baja del 1%, afectado por la escasa oferta de cuotas y la falta de actualización en los límites de compra.

“El alivio en las tasas llegó tarde y las expectativas del mercado aún no se consolidan. Para ver una recuperación, no sólo es necesario que las tasas sigan descendiendo, sino que también se extiendan los plazos de financiación”, señaló Guillermo Barbero, socio de First Capital Group.

En el sector empresarial, la morosidad también aumentó, aunque en menor medida: pasó del 1,4% al 1,7%, impulsada principalmente por los créditos prendarios. Al sumar empresas y familias, el índice general de irregularidad subió del 3,7% al 4,2%, el valor más alto desde comienzos de 2022.

El Banco Central monitorea la tendencia con preocupación, mientras el mercado espera que la baja de tasas y una mejora gradual de la actividad económica puedan moderar el avance del endeudamiento irregular en los próximos meses.