Quieren un radicalismo sin traidores, pero no queda casi nadie

El radicalismo catamarqueño vive el peor momento de su historia, y por ahora no le encuentran la vuelta para intentar levantar cabeza. Pensar que hasta hace algunos meses todavía hablaban de “reeditar el Frente Cívico y Social”, una idea genial que es más o menos así: “todos los partidos denme los votos opositores a mí que yo gobierno”. Y a nadie le interesó.

Muchos radicales se están desyunando recién ahora de lo que pasa. Sobre todo los más grandes, que no podían sacarse el chip de que eran una potencia política puesta a discutir los destinos de la provincia. Y no, ya no son eso. No metieron ni un concejal.

Difícil asimilar esa realidad después de haber gobernador veinte años seguidos. Pero así están las cosas. Y hoy no tienen líderes, no tienen militantes, no tienen votos, no tienen nada.

Como un lodópata sin cura, todas las apuestas le salen mal. Apostaron a pelearse con el kirchnerismo y perdieron el gobierno. Apostaron a Macri y quedaron en banda. Apostaron a formar una coalición y no se sumó nadie. Apostaron a Provincias Unidas y fue un fracaso.

Es que ya no tienen qué ofrecer. Eran supuestamente el gran partido democrático y no pueden hacer una interna, Cuando les toca, empiezan a judicializar, a impugnar a éste y al otro hasta que quedan los mismos de siempre puestos a dedo.

No tienen socios, no tienen proyecto, no tienen ideas. Los que quedan, porque la mayoría se rajó a otros partidos.

No es muy diferente el panorama nacional donde ahora pusieron como presidente del radicalismo del país al intendente de Venado Tuerto. Tan quemados están, que la mejor opción era poner a un desconocido.

Y acá amagaron con reordenar, y pisaron fuerte: expulsados todos los traidores. Pero no es tan sencillo.

La última vez que hubo expulsiones de peso en la UCR fueron porque seis diputados votaron la necesidad de la reforma constitucional de 1988 en la provincia, una iniciativa saadista.

Aquella vez, la convención, con mayoría castillista, echó del partido incluso al presidente del Comité Provincial, Gabino Herrera. Corrieron la misma suerte Juan Carlos “Bayo” Barros, Carlos Colla, Miguel Curi, Pedro Murad y Julio Espeche. Otras expulsiones se dieron en 2018, cuando la Convención echó al entonces intendente de Los Altos, Rafael Olveira, y a los concejales Sergio Salas y Elsa Colombres, por su cercanía al gobierno peronista, e hizo lo propio con Silvana Ginocchio.

Ahora quieren limpiar a 40 de un plumazo.

El partido que preside Luis Fadel presentó el listado en la Justicia Federal con competencia electoral de la provincia pidiendo la desafiliación de los dirigentes basándose en el artículo de la Carta Orgánica Partidaria que habilita la “expulsión automática” de afiliados si compiten por otro espacio que no sea la UCR.

Anotemos:

CANDIDATOS EN LA LIBERTAD AVANZA: Francisco Monti, María Laura Quinteros, Juan Pablo Acevedo, María Silvana Carrizo, Hemilce Anabel Niz, Javier Castillo, María Milagros Campiña, Carlos Daniel Solé, Gerónimo Miguel Cabrera, Luis Ledesma y Analía Verónica Ríos.

CANDIDATOS EN PRIMERO CATAMARCA: Mariana Monllau Grima, Fausto Javier Espinoza, Camila Barrionuevo, Néstor Joaquín Vildoza, Frida Evelyn Agüero, Bernardo David Quintar, Florencia Quintar Olmedo y Melva del Valle Chayle.

CANDIDATOS EN HACEMOS: Víctor Javier Quinteros, Héctor Pascual Canji, María Magdalena De La Fuente y Lucas Rodrigo Tapia.

CANDIDATOS EN CON VOS PODEMOS: Raúl Alberto Figueroa, Moisés Gustavo Acosta, Melisa Elizabeth Miranda y Diego Sebastián Vincenti.

CANDIDATOS EN MOVIMIENTO DE INTEGRACIÓN Y DESARROLLO: María Griselda Bazán.

CANDIDATOS EN ALIANZA ANDALGALÁ POR UNA CATAMARCA MEJOR: Andrea Angeliza De la Fuente, Nelly Luisa Pereyra y Guillermo Alberto Raúl Pizarro.

CANDIDATOS EN FRENTE DE IZQUIERDA Y DE LOS TRABAJADORES: Pablo Gilberto Veliz.

CANDIDATOS EN PARTIDO DEMÓCRATA: Víctor Fabián Reynoso y Rosa Elena Reyes.

Una discusión sin mucho sentido, porque están viendo si echan o no… a los que ya se fueron solos. Y claro. Muchos no quieren, porque no queda nadie, y porque dicen que es una jugada más para silenciar las críticas internas. Bien encaminados los correligionarios. Si siguen así vuelven al poder en el 27, pero en el 3027.