¿Preparando el terreno?

Sobre Valle Viejo podemos aseverar dos cosas, con un bajísimo margen de equivocación. La primera es que el departamento carga con una especie de maldición que lo condena a padecer, una tras otra, desastrosas administraciones comunales. La segunda es que al Gobernador parece generarle especial preocupación el descalabro institucional de la administración Zenteno, arbitrando recurrentemente rescates económicos y apoyo institucional para sacarlo del caos.

 

Sobre lo primero, sería demasiado extenso adentrarse en un rastreo histórico de los desmanejos que sistemáticamente y de forma casi ininterrumpida azotaron al departamento. Como si se tratara de un inexorable castigo divino, hace décadas que la comuna de las chacras padece postergación y calamidades por culpa de sus gobernantes.

 

Y no se trata de señalar a una sola fuerza política. Mucho menos a una sola persona. Porque todos, en las últimas largas décadas, se esforzaron por hacer de Valle Viejo, el segundo departamento más grande en población de la provincia, un pueblo estancado. De hecho, hay escándalos administrativos que atravesaron a varias administraciones, como la tristemente célebre obra de las cloacas.

 

Pero, en ese triste logro colaborativo de la clase política chacarera, algunes se supieron destacar. Vaya el reconocimiento, por ejemplo, para las desastrosas administraciones de Natalia Soria y la actual intendenta.

 

Sobre esta última, hay que destacar la habilidad para siempre hacer un poquito más por desmejorar su municipio y embarrar  la institucionalidad de los poderes municipales. Sea por gestión directa o mediante su séquito, estratégicamente repartido para desparramar el pandemónium e improvisación.

 

Además de los escándalos institucionales (como el Caribegate) y la paupérrima gestión política (tiene más enemigos adentro que afuera), la gestión Zenteno también supo imprimir su sello de inoperancia en la administración de las obras y servicios, cosa de la que los vecinos pueden dar fe.

 

La suerte de Zenteno, y pasando al segundo punto, es que al gobernador parece preocuparse mucho por el departamento, y recurrentemente sale a apagar incendios y tirar sogas para sacar a flote a su gestión. Esto, con visible acompañamiento institucional y, menos visibles, constantes y oportunos aportes económicos.

 

Uno de los últimos episodios de esto último fue el “aporte extraordinario” de 584.000.000 de pesos, dispuesto por decreto el Decreto G.S.yJ. N.º 1280 “destinado a la adquisición de maquinaria, indispensable para el normal funcionamiento del Municipio”. Una inyección de fondos más que generosa que se suma a otras transferencias similares, algunas de las cuales, sostienen desde la oposición política, nunca fueron rendidos ni se supo de su ejecución.

 

Hace no mucho, por ejemplo, el Ejecutivo salió a cubrir una deuda millonaria contraída con el dueño de un inmueble por la falta de pago del alquiler. Se trataba del edificio en el que funcionaba una sucursal de la ANSES, y que, según aseguraban desde el organismo nacional, correspondía al municipio pagar el alquiler.

 

Yendo un poco más allá en el análisis, el candidato a concejal por el MID, Luis Romero, vinculó este desembolso a la coyuntura electoral. En una publicación en su perfil de Facebook, el dirigente recordó un desembolso similar en el año 2023 por 1.825.000.000 “para diferentes obras que nunca se realizaron”.

 

Ante esto, hay quienes señalan la especial preocupación del mandatario por encarrilar la gestión municipal y mantener las cosas mínimamente ordenada. Un interés que, aseguran, tiene un trasfondo electoral. Pero no en el corto plazo de octubre, sino pensando en las generales y la disputa por la intendencia. Y no para él, lógicamente, pero sí para alguien muy, muy cercano. Lo que lo tendría muy atento y ocupado en que las cosas no se desmadren demasiado. ¿Estará cuidando la parcela y preparando el terreno?.

El catucho