El salario real de los trabajadores informales se encuentra en declive desde 2018 y no encuentra un piso. Según un informe del Ieral (Fundación Mediterránea), en el cuarto mes de este año los asalariados no registrados percibieron 59% de lo que ganaban en 2016, ajustando por inflación. Eso significa que perdieron 41 puntos de poder adquisitivo en los últimos siete años.
Lejos de corregirse, la tendencia negativa parece profundizarse este año. De acuerdo al índice de salarios publicado por el Indec, en los primeros cuatro meses del 2023 los ingresos de los asalariados informales se ajustaron un 27,1%, contra una inflación acumulada del 32% durante ese período.
Por su parte, los asalariados públicos y privados registrados lograron mantener su poder adquisitivo en los últimos 3 años, pero en un nivel mucho más bajo respecto de 2016-2017. “Algo similar ocurrió con los empleados del sector público. Ellos vieron caer su poder adquisitivo un 27% entre 2018 y 2020, pero luego pudieron recuperar parte del camino perdido. En abril de 2023 percibieron el 80% de los que ganaban en 2016. Como consecuencia, la brecha en la evolución de los salarios entre los trabajadores formales y los informales se acrecentó ampliamente en los últimos 3 años”, explicó la economista Laura Caullo, del Ieral.
Empleo de baja calidad
En gran medida, la pérdida de poder adquisitivo de los asalariados informales se explica por el bajo poder de negociación que tienen, sin contar con el respaldo de un sindicato. Sin embargo, desde el Ieral aseguraron que mucho tiene que ver también la calidad de empleo y su vínculo directo con el nivel educativo del mercado laboral.
“Detrás de las altas tasas de actividad y empleo que se han registrado en el último año, se esconde una elevada precariedad. De los datos que surgen de la EPH del cuarto trimestre del 2022, se desprende que casi 17 millones de personas se encuentran en una situación de dificultad laboral, entendiéndose por tal a aquellos que son desocupados, trabajadores sin remuneración, cuentapropistas no profesionales, no registrados o trabajadores inactivos en edad laboral”, advirtió Caullo.
Poniendo el foco sólo en los ocupados, los economistas señalaron que el 41% de quienes tienen empleo lo hacen de forma precarizada. “Observando la descomposición de la tasa de empleo en los últimos 10 años, entre 2012 y 2022, se aprecia una pérdida de participación del empleo asalariado privado registrado, mientras las categorías de asalariado informal, público y cuentapropismo ganan posición”, explicaron.
¿Cómo se explica ese escenario? Hay varios disparadores. Los economistas Laura Caullo y Joaquín Aguirre indicaron que hay incidencia del estancamiento económico, la legislación laboral inflexible y elevada carga impositiva, pero también del rol que cumple el capital humano.
“Esta es un área en la que el país ha ido perdiendo terreno en la comparación internacional. Entre las personas de 25 a 34 años, en Argentina sólo un 18% es graduado universitario o del nivel terciario, contra 69% de Corea del Sur o 66% de Canadá”, comentaron.
“A priori esta distancia podría justificarse por la ostensible diferencia en el nivel de desarrollo económico que presentan los países con los porcentajes más elevados, pero a la hora de establecer una comparación con otros países de la región, Argentina vuelve a quedar rezagada. Chile, por ejemplo, ostenta más del doble de graduados en relación a su población (40%), Colombia alcanza el 31%, y Brasil el 23%”, aclararon.